La iglesia de San Juan de los Reyes fue uno de los proyectos de los Reyes Católicos en Granada y fue levantada sobre el solar de una mezquita anterior cuyo nombre se ha podido identificar gracias a la crónica de Luis del Mármol Carvajal como Masǧid al-Tāʾibīn. La mezquita se encontraba en un nuevo arrabal amurallado que se desarrolló entre las murallas de la ciudad zirí y el río Darro, siguiendo el eje de la acequia de Axares que dio nombre al barrio. Sin embargo, del edificio andalusí únicamente se ha conservado su alminar, que fue transformado en campanario, y se desconoce por lo tanto la planta de la mezquita, aunque se intuye que podría mantener la misma orientación que el alminar.
La torre presenta una planta cuadrada de 4,78 m de lado y consiste en un machón central macizo de 1,60 m de lado en torno al cual asciende una rampa en sentido anti-horario. Las bóvedas que sustentan los tramos de rampas son de medio cañón inclinadas y se resuelven con bóvedas de arista en los ángulos. Finalmente, un muro perimetral cierra el exterior de la torre y se termina conformando así un prisma cuyas cuatro fachadas son prácticamente homólogas, pudiéndose dividir su alzado en cuatro secciones. La inferior tiene una altura de 17,50 m y es lisa, destacando únicamente el vano de acceso centrado a los pies del lado occidental. La segunda alberga cuadros rehundidos que fueron decorados con una composición en relieve y formada por dos arcos mixtilíneos sobre columnillas y una malla de sebka que se desarrolla verticalmente por encima del trasdós de los arcos. Esta malla varía su diseño en cada frente, adquiriendo formas mixtilíneas o lobuladas. La tercera sección es un friso de considerable anchura decorado con un trazado geométrico de lazo de ocho y polígonos estrellados rematados con veneras de yeso. Por último, la cuarta sección corresponde al cuerpo de campanas que sustituyó al linternón superior y se enrasó con las fachadas del cuerpo inferior.
Como detalles constructivos, el alminar fue levantado con tapia en su parte inferior y a continuación prosigue su ejecución con fábrica de ladrillo. De hecho, el trabajo con ladrillo cobra especial interés en la elaboración de los trazados decorativos en relieve que se desarrollan en los cuadros rehundidos y el friso, pues para su realización los ladrillos fueron meticulosamente recortados para respetar con precisión el perfil de las decoraciones. Además, los paramentos de la segunda y tercera sección presentan un acabado superficial que consiste en un enlucido blanco sobre el que se fingió una fábrica de ladrillo con pintura roja. Asimismo, las juntas horizontales de las hiladas se remarcaron con líneas incisas con el objetivo de reforzar su regularidad. Finalmente, aunque muy deterioradas, se conservaban fragmentos de pinturas decorativas como caligramas arquitectónicos cubriendo el paramento de las falsas ventanas en los recuadros.
Los distintos estudios que se han interesado por este alminar sugieren una cronología que oscila entre finales del periodo almohade y principios del periodo nazarí. De este modo, todavía no existe seguridad sobre su cronología, pero lo cierto es que el modelo que emplea está claramente hermanado con algunos alminares almohades de carácter monumental como la Giralda o el de la mezquita de la Qaṣba de Marrakech. A pesar de que la torre granadina es considerablemente más modesta, se reconocen los mismos arquetipos e incluso técnicas constructivas, lo que mantiene su posible adscripción almohade e inscribiría su erección en un momento de nuevo desarrollo urbano en Granada.
Iñigo Almela