Bāb Aknāw

Población: Marrakech
Provincia: Marrakech
País: Marruecos
Coordenadas geográficas: 31.617569 / -7.990748
Tipología: arquitectura militar
Nº inventario: B742


La gran puerta monumental de entrada a la qasba almohade de Marrakech es, junto con sus similares, la Bab al-Kebir de la qasba de Rabat y la Bab al-Ruwah del recinto urbano de esa misma ciudad, uno de los grandes exponentes del arte almohade plasmados en obras que, aunque titularmente deban tratarse como de arquitectura militar, son en realidad manifestaciones y símbolos del poder y la propaganda del movimiento unitarista. La construcción de esta puerta monumental se atribuye con toda razón al tercer califa almohade Abu Yusuf Yaqub al-Mansur quien en 1185 acometió la edificación de una nueva alcazaba en el extremo sur de la medina trasladando el centro de poder desde el Qasr al-Hayar, ubicado junto a la mezquita Kutubiyya, hasta esta nueva situación excéntrica, operación similar a la ya emprendida en Sevilla en tiempos pretéritos pero impulsada con especial vehemencia por el poder almohade. En este caso la puerta no se abría directamente ni al campo ni al interior de la medina, sino a un recinto intermedio que servía de articulador entre la ciudad, el área extramuros y la qasba. Este espacio, que debió constituir una gran plaza de unos 100 x 35 m con su mayor dimensión en la orientación norte-sur, contaría con una puerta de comunicación con la medina en su lado norte, hoy desaparecida lo mismo que la muralla en que se abría, y otra puerta de carácter más austero y militar, la Bab al-Rubb, situado en el ángulo suroeste, a través de la cual se comunicaba con el exterior de la ciudad. Este espacio protegido, ya intramuros, serviría de encuadre a la puerta, que mira a poniente, pudiendo usarse como de área ceremonial para el desarrollo de actos protocolarios.

Este espectacular monumento es, de los tres mencionados, el que ha llegado hasta nosotros en estado más deteriorado, pues puede decirse que, de la estructura original, solo queda la gran portada con su rica ornamentación. Los ámbitos internos del bastión que constituía el acceso a la qasba a semejanza de otras estructuras similares, han desaparecido casi en su totalidad, lo mismo que las torre que flanqueaban el ingreso; esto obliga a plantear hipótesis sobre cómo fue en su origen esta entrada monumental. En la actualidad la puerta se abre en un largo muro rectilíneo que hoy aparece sin salientes ni quiebros en casi 150 m. Sin embargo, más hacia el sur la muralla presenta torres salientes y, además, una fotografía publicada por Charles Allain en 1957 muestra con claridad los arranques de los muros de dos torres, una a cada lado de la puerta, que la flanqueaban y que ya en ese momento estaban destruidas. Hoy esos vestigios han desaparecido a causa de las restauraciones realizadas, con dudoso criterio, en la puerta y sus aledaños.

El frente de la portada tenía 14,30 m de anchura y presenta tres sucesivos retalles correspondientes a dos pilastras que ocupaban los ángulos con las desaparecidas torres, y dos arquivoltas que enmarcan sucesivamente el arco de la puerta. El arco es aparentemente circular con prolongación de herradura, aunque analizado con más detenimiento se podría apreciar un ligerísimo apuntamiento que apenas produce una separación de los centros de ambas ramas de unos 20 cm, valor insignificante que podría deberse a deformaciones generadas a lo largo del tiempo. El frente de la rosca de este arco presenta una decoración de dovelas en relieve alternándose salientes y entrantes, que no coinciden con las piezas de cantería con que está construido. Los elementos salientes se unen formando arquillos en la parte del extradós que se ven bordeados por los lóbulos del arco de una arquivolta que los rodea. Esta arquivolta de lóbulos circulares iguales está acompañada por una segunda formada por la alternancia de dos tramas de lóbulos con alternancia de unos mayores y otros menores, desfasadas de modo que los centros de los lóbulos mayores de una trama coinciden con los menores de la otra; esto que genera un perfil de arquillos circulares con otros más pequeños muy apuntados. Los frentes de estos arquillos están formados por dos series de cintas que se entrecruzan y extienden formando nuevos arquillos anudados entre sí y con la cinta que corre por el trasdós del conjunto. Estas dos primeras arquivoltas comparten el mismo zócalo. Sus arranques, lo mismo que el del arco de la puerta, apoyan en una sencilla imposta con forma de nacela. En la arquivolta más externa, sobre la nacela, hay un elemento de doble voluta característico de la decoración almohade. 

Una nueva arquivolta formada por un arco semicircular con dovelas alternas salientes y entrantes bordea los arcos anteriores. Las dovelas en altorrelieve están unidas entre sí por una platabanda que recorre el trasdós.  Este arco carece de impostas salientes, aunque en el frente de sus arranques existen unos motivos geométricos hoy casi desaparecidos por la degradación de la piedra. Una gran banda epigráfica rodea todo el conjunto a modo de alfiz. Las albanegas que quedan delimitadas por el trasdós de la última arquivolta y por el borde interior de la epigrafía están ocupadas por una finísima decoración de ataurique con roleos de los que surgen hojas de palma cuyos ápices se anudan con los primeros formando una maraña vegetal de gran belleza, obra insigne de la ornamentación almohade. En el centro de cada albanega se dispone una venera, que en este caso son de menor tamaño que las de las puertas rabatíes.

Una imposta con forma de nacela remata el conjunto de arquivoltas sirviendo de base a un friso de arquillos ciegos formados por hojas de palma que arrancan de impostas con doble nacela. Los vértices de los arquillos sirven de apoyo a otros nuevos formando una trama de sebka que se remata con una nueva imposta de nacela similar a la anterior.

La portada, como ya se ha dicho, queda enmarcada por dos pilastras que en origen ocupaban los rincones que se formaban con las torres hoy desaparecidas. Esas pilastras tienen una acanaladura vertical que marca una ordenación bipartita que se manifiesta en la parte superior por la presencia de dos columnillas de sección ochavada que apoyan en una sencilla imposta de nacela y cuyos remates son también unas protuberancias que se producen en la primera imposta general de la fachada antes descrita, que les sirve de capitel. Sobre esta se desarrolla una gran ménsula de perfil curvilíneo rematada por la segunda imposta también mencionada. Estas ménsulas son reconstrucciones realizadas en la última restauración de la portada ejecutada entre 2019 y 2022. En la fotografía publicada por Allain ya faltan estos elementos. Bajo las ménsulas que sirven de apoyo a las columnas hay unos arcos mixtilíneos ciegos.

Toda la portada está realizada en una piedra esquistosa de color gris ceniciento que por la pátina que genera la acción de la intemperie adquiere colores ocres, aunque a veces viren a violáceos al alterarse por la acción del agua y la recristalización de sales. Esta piedra, de bastante dureza, se meteoriza con facilidad degradándose por descamación, lo que produce fuertes deterioros superficiales, sobre todo en las zonas bajas y en el remate del muro en donde la capilaridad y la acción de la lluvia más le afectan. Así, casi toda la zona inferior a ambos lados de la puerta esta renovada por estas casusas. Este material permite una labra fina y precisa, que hace que en los lugares en que se conserva en buen estado el trabajo de talla de la decoración resulte especialmente vistoso y delicado. Dado que la naturaleza de la piedra no permite extraer bloque de grandes dimensiones, las piezas utilizadas son en general menores que los elementos del diseño y así, las juntas de las dovelas normales raramente coinciden con los límites de las dovelas decorativas. El resto de la construcción parece que integra zonas de tapia con fábricas mixtas de ladrillo y piedras esquistosa irregular, sobre todo en la formación de arcos y pilastras.

El arco de acceso original, de 4,78 m de luz y 6 m de altura sufrió una reducción de su tamaño en momento desconocido, seguramente ya en época alauí, que lo redujo a 3,56 m de ancho y 4,77 m de alto, mediante un arco apuntado y peraltado, pero sin impostas prominentes ni prolongación de herradura, construido con ladrillo. La inserción de esta fábrica trajo consigo el total enmascaramiento de las jambas interiores del espacio dispuesto entre el arco externo y el interno en el que giraban las hojas de cierre de la puerta, dándole una forma en planta muy abocinada que desfigura la original. No obstante, existe otro arco paralelo al primitivo exterior y con una luz semejante que parece corresponder a la solución original, aunque por la menor altura de su clave y los materiales con que está hecho, todo indica que se debió reconstruir al hacerse la reforma del arco exterior. El área entre ambos arcos se cierra superiormente con una bóveda de cañón.

El mayor problema que se plantea respecto a la disposición original del interior del bastión de esta puerta es que este parece haber sido completamente vaciado. La excavación realizada en el espacio interior en 2020 ha dado una información insuficiente como para resolver este interrogante, por lo que resulta también necesario recurrir a otras construcciones semejantes que puedan aportar posibles soluciones. Actualmente después de atravesar la puerta se accede a un espacio rectangular a cielo abierto cerrado aparentemente por muros de tapia que podrían ser parte de la obra primigenia. Este a modo de patio mide 25,28 x 10,25 m y tiene dos puertas de gran tamaño en sus lados cortos, la del sur de 3,95 m y la del norte de 3,07 m de ancho. La meridional es la que abre a la calle que conduce a la mezquita y corresponde con el itinerario de acceso a la qasba. La otra da acceso a una calle que cuenta con una puerta en su otro extremo, aunque todo ello parece ser obra, cuando menos, de época moderna. Este espacio descubierto presenta distintas irregularidades. En el lado oeste, la puerta propiamente dicha con sus dos arcos y su espacio para el giro de las hojas de cierre se proyecta hacia el interior unos 2,60 m dejando a ambos lados dos entrantes, el del lado norte libre y el del sur ocupado por una construcción moderna que parece estar alojada dentro de un gran arco que ha salido a la luz tras la reciente restauración. Este arco, que está construido con alternancia de ladrillos y piedras, parece que conformaba un gran nicho que se abriría a uno de los ámbitos del interior de la puerta, solución muy frecuente que servía para asiento del personal de guardia.  

En el lado frontero, el oriental, en la zona septentrional hay un ensanchamiento de 1,30 m de fondo. Lo primero que llama la atención al ver la planta es que el muro que trasdosa la portada es más estrecho que las murallas contiguas y que el espacio que alberga la puerta no debió ser primitivamente una simple prominencia, sino que el actual arco interior debió marcar, junto con el arco antes descrito, el límite de los ámbitos internos. Lo que parece igualmente claro es que este ingreso a la alcazaba tuvo un recorrido quebrado con un solo recodo, de modo que al entrar se giraba a la derecha y se proseguía hasta la puerta de salida. Ya fuera de ella, se volvía a girar a la izquierda, pero ya fuera del edificio. Si tenemos en cuenta que la puerta de salida hacia la qasba debió tener la misma anchura que la de entrada y una disposición similar a esta, de acuerdo con lo que ocurre en otras puertas semejantes, para alojar las hojas de carpintería, lo que nos queda es un espacio de unos 6,90 m de ancho por unos 13 de largo, que pudo estar dividido en dos salas o ámbitos casi cuadrados comunicados por un gran arco, una solución semejante a la que tiene la Bab al-Kebir de la qasba de Rabat, solo que invirtiendo la orientación del recorrido.

Esta pudo ser la organización de los espacios hacia el sur de la puerta de acceso. En el lado norte se plantea el dilema de si pudo existir otro espacio simétrico e incluso otra puerta para salir hacia el norte o si lo que hubo fue un muro que cerraría una sala u otras dependencias para alojar el cuerpo de guardia que atendiera la vigilancia y defensa de la puerta, así como la escalera de subida a la terraza. Esta solución es la que presenta la Bab al-Kebir de Rabat y supondría que no existía salida por ese lado.

Los arcos y refuerzos para sostener las bóvedas podrían haber estado adosados a los muros actuales y haber desaparecido al demoler el interior del bastión tal y como se representa en la planta de hipótesis que se incluye. Desgraciadamente las excavaciones realizadas en esta área interna de la puerta entre 2019 y 2022 no nos permiten resolver completamente este dilema, en parte porque no se ha llegado a excavar una extensión suficientemente significativa ni puntos cruciales para poder comprobar o desechar las hipótesis y también porque los restos aparecidos parecen estar en un estado de arrasamiento muy severo. Además, hay también una importante acumulación de estructuras tardías, así como numerosas zanjas de canalizaciones e instalaciones modernas que hacen difícil igualmente la comprensión de la disposición original del interior del bastión. Las excavaciones han puesto en evidencia la existencia de distintas estructuras en la zona septentrional del edificio, lo que podría indicar que en esa zona existieron dependencias de servicio para la seguridad y control de la puerta. Llama no obstante la atención el hecho de que los restos del supuesto muro que cerraría esa zona y limitaría por el norte los ámbitos de circulación, ocupa una posición demasiado cercana a la jamba norte de la puerta, con lo que el ámbito primero al que se accedería desde el exterior quedaba excesivamente reducido en anchura y su planta se aleja de la forma cuadrada lo que dificultaría su cubrición mediante una estructura cupuliforme, a tono con las existentes en las otras grandes puertas almohades.

A la espera de que los resultados de la excavación sean objeto de una publicación más detallada que permita disponer de mejores criterios para asignar o no una datación almohade para los distintos restos aparecidos, se presenta como alternativa una hipótesis de organización interna simétrica, que no diferiría de la primera pero que significaría una mayor prestancia de los espacios, más acorde con el carácter de este ingreso monumental de la qasba. La existencia de un ámbito simétrico en el lado norte no tendría necesariamente que suponer que este quedaba unido a los otros, sino que también podría existir un muro de cierre que delimitara una gran sala destinada al cuerpo de guardia en esa zona con una puerta que comunicara con la zona de tránsito. La solución de espacios simétricos tendría un buen paralelo en la puerta de la fortaleza de Dar al-Sultán, edificio sin duda más simple y rústico que esta obra palatina, pero que cuenta con indudables valores arquitectónicos que muy bien pudieron tener su origen en la imitación de la construcción más emblemática de la capital del imperio.

Antonio Almagro


Bibliografía:
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