El primer tramo del recinto amurallado de Sevilla comienza, o termina según se mire, en la torre del Agua o del Enlace, a cuyo pie, por el lado de noreste, vemos la puerta del mismo nombrepuerta del mismo nombre, primera de las exteriores que poseyó la ciudad; se trata de una denominación convencional moderna basada en la secular vinculación del muro, y de la puerta, por lo tanto, con la conducción de agua al Alcázar, los caños de Carmona, pues su nombre viejo, ya de época almohade, debe ser el de bāb Ŷahwar. Durante el asedio de 1247 y 1248 esta puerta fue llamada por los cristianos «[…] puerta del alcáçar do es agora la ludería […]» y más adelante fue el «postigo del Alcázar», por lo menos desde 1441.
La iconografía de este sector es interesante y antigua, pues una de las tres maquetas del altar mayor de la Catedral de Sevilla, obras de Jorge Fernández datada hacia 1509, acredita la importancia de la torre del Agua, cuya ladronera muestra, aunque localizada en la cara sur para darle mayor prestancia, y la presencia de una puerta con arco de herradura que aparenta pertenecer al antemuro.
La documentación gráfica de los siglos XVII y XVIII muestra lo esencial de la puerta sin cambios importantes respecto a lo actual, pues no es muy detallada. Tampoco los dibujos de Richard Ford, del primer tercio del siglo XIX, atestiguan que se hayan producido grandes modificaciones, ya que la transformación de esta parte tuvo lugar en 1914, cuando se añadió la portada tardo gótica procedente de la localidad de Marchena, con el objeto de decorar el gran hueco practicado en ese momento al sur de la torre del Agua, destinado a mejorar la comunicación del Alcázar propiamente dicho, concretamente el llamado jardín del Chorrón, con la parte septentrional de la que hasta entonces había sido huerta del Retiro, transformada en los jardines de Alfonso XIII.
La altura de la puerta no se acerca ni de lejos a la altura de la torre, evidenciando que pertenecían a sistemas defensivos distintos: la torre era del Alcázar, el sexto recinto en orden de extensión y la puerta era de la medina, que es el más extenso con diferencia. Gracias a las excavaciones dirigidas por el profesor Tabales en los últimos treinta años y a sus publicaciones, que muestran la evolución de las conclusiones cronológicas, se van perfilando los conocimientos de manera trabajosa y complicada; parece, por lo que concierne al amurallamiento de la medina, que hubo un muro almorávide, construido en el último decenio del siglo XI y la primera mitad de la siguiente centuria, que fue destruido después de 1147, para ser reconstruido más adelante, tras lo cual se hizo y se destruyó la barbacana, todo ello antes del año 1172, cuando se incluyeron los atanores para la cañería de suministro de agua; finalmente consta que, ya en el XIII, se construyó una nueva barbacana.
Hasta la siguiente torre, la llamada desde hace poco de San Fiacre, patrón de los jardineros, existe un lienzo de muro muy modificado al pie del cual destaca hoy el comienzo de la barbacana, según un modelo ligeramente distinto al del tramo que va de la puerta de Córdoba a la de la Macarena. En este caso se cubrió la liza con un forjado y sirve como depósito de cerámica de las excavaciones. La torre muestra mucha fábrica de ladrillo que seguramente es el resultado de obras de restauración de tapiales degradados, aunque forma un talud anómalo; el bastión tiene en la actualidad una planta alta, que recuerda, o conserva partes, de la cámara que suelen poseer la mayoría de las torres, medievales de la ciudad, quedando por dentro la muralla oculta por las numerosas casas que se han agregado en las calles Judería, Vida y Agua en las obras del primer tercio del siglo XX.
Los siguientes sectores de este tramo aparecen visibles intramuros de forma ininterrumpida a lo largo de 132 m, desde el límite norte de la casa número 12 de la calle Vida, donde comienza el callejón del Agua, a la esquina de esta vía con la calle Antonio el Bailarín, en la plaza de Alfaro; su apariencia general es la de un muro de tapial, con numerosos accidentes locales restaurados con criterios y materiales y resultados diversos, siendo lo más notable su estratificación tripartita, reflejo a la inclusión de los atanores de los caños de Carmona y el consiguiente recrecido del adarve. Por el lado de los jardines existió una torre que ha sido reconstruida formando un simple volumen de hormigón, aunque se ha conservado el arco por el que se accedía al interior de la cámara abovedada de esta torre, que se ve desde el callejón citado.
El sector intramuros queda oculto en los jardines por edificios modernos hasta la penúltima torre, cercana a los actuales servicios de la cafetería del Real Alcázar, que es una de las más altas del recinto de la medina de Sevilla. A través de la planimetría digital que ofrece ATARAL advertimos que, tras una primera parte masiva, que llega desde el actual suelo de la antigua liza hasta el arranque de los merlones del muro del callejón del Agua, hay dos cámaras abovedadas, la baja de aristas y la alta vaída, cuyos accesos comienzan siendo externos, y por la cara de extramuros y luego pasan al interior de la torre, siendo modernos en los dos casos; por el exterior adornan la torre cinco listeles hechos de ladrillos colocados de canto, los tres superiores son horizontales y completan todo su perímetro, pues uno marca la coronación del parapeto, otro su arranque, coincidente con el pavimento de la azotea y el más bajo la parte alta de las saeteras laterales de la cámara alta, que están muy cerca del suelo de la misma; los listeles bajos constituyen un curioso expediente decorativo que incluye enlaces verticales. La cara interna de esta altísima torre, que se puede ver por el callejón del Agua, es bastante rara, pues muestra un arco de ladrillo que abarca la altura de las dos cámaras, algo retranqueado, con saeteras, pero sin huella de puerta alguna, lo que sugiere que, como el interior, es obra de la segunda década del siglo XX.
El lienzo siguiente aparece en la actualidad, por el exterior, completamente exento, incluso con la barbacana vista, resultado de los derribos de la década de 1910 apreciándose con claridad la interposición de la conducción de los caños inaugurados en 1171, incluso el almenado precedente. La última torre de este lienzo, que está muy restaurada con fábrica de ladrillo en época reciente, consta de una primera parte maciza, que llega desde el actual suelo de la liza hasta la cota del adarve del muro, y una cámara con bóveda vaída, cuyo muro norte aloja una escalera que sale a la azotea. Posee en el costado sur una ménsula formada por tres canes de piedra, lisos, al pie de una puerta tapiada; este voladizo pétreo en la primera mitad del siglo XX soportaba una escalinata moderna. Delante de esta torre concluyen los datos visibles de la barbacana, que ya no vuelve a aparecer a la vista hasta la puerta de Córdoba.
Podemos resumir diciendo que este primer sector del primer tramo de la cerca de la medina de Sevilla, entre los que se conservan, es el menos representativo en lo que atañe a su visión extramuros, por la cantidad de vegetación y edificios que lo enmascaran, de manera que cuesta trabajo reconocer su existencia, pero es de los mas cómodos para su observación por el interior, ya que .
Alfonso Jiménez