Varias publicaciones del arabista García Sanjuán, editadas a comienzos del presente siglo, plantearon todo lo que sabemos sobre la época andalusí de la serranía onubense, que es el nombre convencional y moderno del extremo occidental de Sierra Morena; parece que en tiempos del emir omeya al-Ḥakam al-Rabaḍī (796-822) se repartía este territorio entre dos aqālīm de la kūra de Išbīliya, en los que se recaudaba en su nombre la ŷibāya, es decir, los impuestos autorizados por el Islam; la cabecera de uno de ellos se identifica de forma unánime con Almonaster la Real, donde existe una mezquita de cinco naves y rasgos arcaicos en el interior de un amplio recinto murado; la del otro, denominado en las fuentes Qartšāna, ha sido localizado en varios lugares, desde Cartujana, población inexistente en Huelva, hasta Cartaya, muy alejada de los paisajes serranos, pasando por Cortegana, que está a escasos kilómetros de Almonaster, o Aracena, población que según todos los indicios se consolidó como tal en el siglo XIII, y finalmente, como se preguntaba el propio García Sanjuán «¿por qué no proponer que el distrito de Qartšāna se corresponda con Zufre, también [como Aracena] situada en la zona Occidental de la Sierra y población de indudable relevancia en época musulmana?».
El mismo topónimo aparece citado en una campaña militar del año 897, que relacionó la zona de Moguer (Huelva) con los alrededores de Fuente de Cantos (Badajoz) y hay una referencia geográfica anterior al año 955; lo cierto es que sigue hasta el presente la incógnita de su localización. Zufre, topónimo documentado en fuentes cristianas del siglo XII, como nombre de un castillo y la población principal de una de las dos vicarías serranas del arzobispado hispalense, la otra es precisamente Almonaster, significa el “impuesto”, según Asín Palacios, pero Valencia Rodríguez estima que derivaría de ṣajra, es decir, la “roca”, aunque todo parece indicar que ésta ha producido “zafra” de forma bastante sistemática; en todo caso, uno y otro son aplicables a la población histórica de Zufre.
El Sufre medieval cierra la conexión de la Sierra con los itinerarios medievales desde una amplia meseta con fuentes, que lo convierte en un caso único entre todos los recintos medievales, tanto musulmanes como cristianos, de la Sierra, explicando algunas de sus características urbanas, especialmente la continuidad, pues podemos afirmar que la población no se ha movido del mismo sitio desde 1253 al menos, cosa que no es evidente en las demás poblaciones medievales de la Sierra, como ha sucedido a Almonaster, que salió en el XIV del recinto murado para acercarse a los cauces de agua.
Lo más interesante es que conserva partes inconexas de su cerca urbana, con toponimia específica antigua, ya que en 1595 están acreditadas las calles o lugares llamados «el Arrabal», «el Muro», «la Cárcava», «el Postigo», «el Cortinal», incluso el «castillo de la Quebrada», dibujando un polígono capaz de proteger 12.070 m2; lo más característico es una torre de planta cuadrada, llamada «de las Harinas», que ha sido examinada con criterios arqueológicos antes de su restauración; se trata de un macizo de tapias sobre zócalo, o recalces, de sillarejos y mampostería de toba local, con las dos bandas decorativas que caracterizan a las torres almohades agregadas a fortificaciones del valle del Guadalquivir. Se puede apreciar que sólo le alcanza un lienzo de muralla, en vez de los dos que cabría esperar, por lo que se supone que fue una torre albarrana en los extremos de una coracha. Este dato y la desaparición de gran parte de las murallas en el extremo occidental, donde la topografía era más sencilla, permiten entender que el «castillo de la Quebrada» es el recuerdo de una alcazaba, cuya tenencia por parte del municipio de Sevilla está bien acreditada durante los siglos XIII, XIV y XV.
Suponemos que el recinto tuviera cuatro puertas:
Debo recordar que éste es el tercer recinto andalusí de la provincia onubense en cuanto a extensión, tras Niebla y Tejada, pero por delante de Almonaster la Real y Gibraleón; sólo Almonaster estaba mejor defendido por la topografía que Zufre que, a su vez, era el único autosuficiente de toda la provincia gracias a sus fuentes. Sabemos que albergaba en 1556 un total de 58 vecinos, apiñados en manzanas pequeñas y compactas, servidas por calles estrechas y laberínticas, herederas directas de un trazado orgánico, típico de las ciudades andalusíes no planificadas.
Cerca de la fuente del siglo XVI, al sureste de la plaza mayor del recinto amurallado, destaca exenta la parroquia de Santa María, que es la única medieval de una nave en toda la Sierra, como si se hubiera visto obligada a respetar la superficie de un edificio anterior, es decir, que donde está la nave actual, del XVI, y con una extensión de unos 134 m² existió una iglesia, heredera de una mezquita aún más pequeña; su patio o explanada exterior se convertiría pronto en cementerio, hasta que, finalmente, se transformaría en plaza pública en el siglo XIX, quedando como único resto funerario la capilla de los Santos Mártires fundada en 1543. Esta conjetura es congruente con el desorientado muro de la Epístola del templo actual, donde suponemos que estaría el nicho de oración, el mihrab, con las distintas orientaciones de los anexos antiguos y con la espadaña existente sobre la portada, que debía quedar exenta por todas sus caras, implicando la existencia de un volumen adyacente, pero de menor altura, como cuadra con una mezquita.
Las operaciones militares que permitieron la incorporación de la Sierra a los reinos cristianos son desconocidas pues ni hay datos directos, cosa que hubiera sido sorprendente si tenemos en cuenta los antecedentes históricos de la zona, ni tampoco están claras las circunstancias ni las fechas en que afectaron a otras comarcas vecinas, más transitadas y mejor documentadas. Tradicionalmente se sostiene que la zona que primero ocuparon los cristianos en su entorno fue la de Jerez de los Caballeros y Fregenal, que perteneció al Temple, quizás desde 1241, coincidiendo con la ofensiva que permitió a la orden de Santiago tomar la parte suroriental de la actual provincia de Badajoz y del noreste de la de Sevilla, pero nada acredita cuando pasó Zufre a manos de los cristianos, si antes o después del asedio de Sevilla en los años 1247 y 1248, ni siquiera consta si la tomaron u ocuparon los portugueses o los castellanos. En cualquier caso, no parece que tuviese nunca vinculación con Niebla.
Alfonso Jiménez