Dentro de lo que fue la alcazaba almohade de Jerez se conservan en relativo buen estado las estructuras principales de un baño o hammam de notable tamaño y que responde al modelo más típico de estas construcciones en su versión más compleja. Como ha ocurrido casi siempre con este tipo de edificios, de sus tres partes, la del vestuario y sala de reposo, la zona húmeda y la del servicio del horno, sólo la segunda se ha conservado con sus estructuras básicas casi íntegras, ya que para hacerla resistente a la humedad y al calor se construía con materiales y técnicas mucho más resistentes que las otras dos que con frecuencia contaban con techos de madera y no abovedados, lo que ha traído consigo que se arruinen con más facilidad. La parte destinada a los espacios húmedos forma una edificación compacta con planta rectangular de 18,45 m de largo por 9,25 de ancho. Sus muros están construidos con tapia de hormigón de cal mientras que los arcos y bóvedas son de ladrillo. Todo ello proporciona al edificio una notable robustez. Como suele ser habitual las bóvedas se manifiestan por su trasdós hacia el exterior, junto con el remate de las chimeneas que facilitaban el adecuado tiro del hogar para el calentamiento de suelos y paredes. A ambos extremos de este rectángulo se conservan los vestigios de las zonas secas del baño. Por el sur existía una habitación rectangular de la que solo quedan partes de sus muros y que seguramente fue el vestuario y sala de reposo. Por el lado oriental hay otra habitación menor cuya posible función luego comentaremos. Estas dependencias secas del baño tienen sus suelos 1,08 m más altos que los de las salas húmedas, precisando de escalones para descender a estas. En el extremo norte las excavaciones han sacado a la luz los muros destruidos de las dependencias de servicio del horno que sin duda aprovechaban su inmediatez a la puerta del Campo para facilitar la llegada de combustible para el calentamiento del baño.
Los espacios de la zona húmeda son los usuales: sala fría o bayt al-barid, sala templada o bayt al-wastani y sala caliente o bayt al-sajun. La primera es una sala rectangular dispuesta transversalmente al eje principal del edificio. Tiene 7,94 m de largo por 2,70 de ancho. En sus dos extremos se disponen alhanías mediante dobles arcos apoyados en un pilar central, todo de ladrillo. Actualmente se accede a esta sala por el ángulo sur a través de una pequeña puerta que comunica con la habitación ya citada adosada por el lado este. En el muro sur, por la parte exterior, se aprecia la existencia de un arco de ladrillo de un hueco hoy cegado, pero que muy posiblemente pudo comunicar directamente la sala de reposo con la sala fría. En ese caso, la habitación lateral ya citada, que comunica también con la sala de reposo, pudo ser un espacio auxiliar, quizás usado para masajes y otras atenciones, y, sobre todo, para dar acceso a una letrina que pudo estar situada en donde están los restos de un horno de construcción tardía. La sala fría se cubre con una bóveda de cañón que en su centro forma una de arista por la intersección con otro medio cilindro perpendicular. Diversas lucernas perforan la bóveda para iluminar este espacio.
Por una puerta situada en el eje del edificio se pasa a la sala templada. Esta es de planta cuadrada, de 7,90 m de lado. Ocho pilares de ladrillo delimitan un espacio central a modo de patio cubierto rodeado por cuatro corredores. Los pórticos que delimitan el espacio central se prolongan hasta los muros externos delimitando espacios cuadrados en las esquinas que se cubren con bóvedas de rincón de claustro y otros rectangulares cerrados por bóvedas de arista prolongadas por sectores de cañón. El espacio central cuenta con una serie de superficies fruto de la combinación de cuatro trompas almohades, que son en realidad medias bóvedas de arista, y una bóveda de arista dispuesta a cartabón. Todas las bóvedas presentan lucernas para iluminar el interior, casi todas con forma estrellada alternando las de ocho puntas con las de seis.
Otra puerta axial da paso desde la sala templada a la sala caliente. Ese hueco hoy se presenta con dimensiones ampliada seguramente por los usos posteriores que se dio al edificio. Esta sala tiene unas dimensiones de 7,90 m por 2,25 de ancho y es la única que tiene hipocausto, o un espacio inferior calentado desde el hogar, y que transmitía el calor al suelo de la habitación. Aunque bajo la puerta que comunica con la sala templada parece que existe un hueco colmatado, que pudo comunicar con un hipocausto baja la sala templada, aunque la ausencia de chimeneas en esa sala lo hace poco probable. El suelo del hipocausto se encuentra un metro por debajo del suelo de la sala. Dos pilares cuadrados de ladrillo servían de soportes al suelo de la sala que se sostendría con boveditas de enjarjes o por aproximación de hiladas. El hipocausto ocupa únicamente el sector central de la sala caliente siendo macizo el subsuelo de las áreas extremas correspondientes a las alhanías, que en este caso quedan delimitadas por dos simples arcos fajones, sin pilastra central. La sala cuenta con una bóveda de cañón con dos arcos fajones que marcan las alhanías y que arrancan de ménsulas con forma de nacela.
La sala caliente, en la actualidad, comunica con el espacio destinado al hogar que calentaba la instalación. En su origen, un tabique separaba ambos ámbitos, manteniendo la necesaria incomunicación, pero permitiendo la trasmisión del calor hacia el interior del baño. El espacio destinado al fuego sí se comunicaba con el hipocausto y este a su vez con el exterior a través de cuatro chimeneas situadas en sus cuatro ángulos y alojadas en el espesor de los muros, a través de las cuales se producía el necesario tiro que hacía salir el humo y mantenía viva la combustión, produciéndose de ese modo la difusión del calor por suelos y paredes.
A ambos lados del hogar quedan dos espacios destinados a depósitos de agua. El del lado oriental está descubierto y almacenaría el agua fría que llegada desde el pozo hasta el baño a través de un canal adosado al muro de ese lado y sostenido sobre arcos ciegos pegados a la pared. El depósito situado al oeste contendría el agua previamente calentada en un recipiente metálico colocado sobre el fuego. Desde ambos depósitos tanto el agua caliente como la fría se distribuían a distintos puntos del baño, la caliente para general vapor al derramarse sobre el suelo con alta temperatura y la fría para permitir refrescarse a los usuarios en algún momento. El depósito de agua caliente se encuentra hoy comunicado con la sala caliente y el hogar por sendos huecos abierto en los muros. Junto al hogar debió haber un almacén para el combustible que llegaría a través de la cercana puerta del Campo.
Tipológicamente este hammam responde al modelo de los de mayor tamaño de los construidos en al-Andalus, con una sala templada más amplia y elaborada que las de los baños llamados rurales en los que las tres salas son de similar forma y tamaño. El uso de pilares de ladrillo en lugar de columnas de mármol hace que el espacio de esta sala resulte más angosto que el de los baños nazaríes posteriores como el Bañuelo de Granada, del que también se diferencia en tener los depósitos de agua separados del interior del baño y no en forma de pilas accesibles desde este. Tampoco en este baño parece que el área de reposo tuviera la forma de sala con linterna característica de los baños más evolucionados.
Por su tamaño hay que considerar que este hammam sería usado no solo por los mandatarios almohades que tuvieran su residencia en la alcazaba de Jerez sino seguramente por la élite militar y política que ocupaba este recinto segregado del resto de la medina.
Antonio Almagro