Bāb Tagzūt es una puerta del recinto amurallado de Marrakech ubicada en su zona septentrional, a no mucha distancia al oeste de la Bāb al-Jamīs, la principal de este sector. Actualmente lo que hoy podemos ver de ella se encuentra situado al final de una calle dentro de un caserío bastante denso y no conserva el carácter de ser límite urbano. Ello se debe a la creación del arrabal de Sīdī Abu al-‘Abbās, cuya zawiya y centro cívico-religioso se encuentra a poca distancia. Este arrabal, surgido ya durante el periodo saʿdí, fue amurallado en época alauí. Esto provocó que la puerta quedara intramuros del nuevo perímetro urbano expandido y que con el tiempo el caserío fuera amortizando la antigua muralla cuyo trazado hoy solo es reconocible por su fosilización en las medianerías de las viviendas.
Lo conservado de ella nos muestra una puerta de acceso directo que parece haber sufrido muchas transformaciones. Carece en la actualidad de torres, y tampoco está integrada en ningún bastión como lo están o estuvieron todas las demás puertas de la ciudad. Por su cara norte, que debiera ser la que daba al exterior de la medina presenta un arco de medio punto con una simple arquivolta formada por un ligero rehundido del arco de la puerta. Un alfiz rectangular marcado por un resalte bordea todo el conjunto. Toda la obra está recubierta por un enlucido de color ocre claro sobre el que se han pintado unas falsas juntas imitando fábrica de ladrillo. Esta decoración marca sólo las juntas horizontales y las radiales de los arcos.
Entrando a través de la puerta a ambos lados quedan dos rehundidos en los que se alojan los portones de cierre que al estar abiertos quedan enrasados con las jambas del arco antes descrito y de otro gemelo que marca la cara interior de la puerta. El frente sur tiene la misma decoración de falsas juntas, pero el arco carece de arquivolta y de alfiz. Solo en su lado oriental hay dos retalles del muro que engrosan el espesor de la muralla sin que se pueda saber si por el lado occidental este regrueso se produce también, ya que las edificaciones adosadas se enrasan con la jamba del arco. El espacio resultante entre ambos arcos se cubre con una bóveda de cañón dispuesta en el mismo sentido que los arcos. Dos vigas de madera dispuestas una a cada lado uniendo los dos arcos contienen las gorroneras en la que giran las hojas.
Es muy improbable que la forma que hoy presenta esta puerta sea la original almorávide o almohade, aunque si pudieran pervivir en ella el emplazamiento original y algunas de sus partes. Llama además la atención el hecho de que las hojas de cierre están dispuestas en sentido contrario a como debieron estar en origen, pues hoy se cierran contra el arco meridional en lugar de hacerlo contra el opuesto que sería el que daba al exterior de la urbe. Esta anomalía podría tener dos explicaciones. Una sería que al dejar de ser puerta exterior de la ciudad se la convirtiera en puerta del arrabal usada para aislar este del resto de la medina. Otra posible razón pudiera ser que en su origen esta estructura formara parte de un bastión con doble puerta como los que tuvieron las demás puertas de la ciudad y que lo conservado fuera la puerta del mismo que daba al interior de la medina. Perdida su función de puerta del recinto urbano se pudo haber demolido la mayor parte del bastión dejando solo la puerta que hoy queda. A este respecto conviene tener presente la descripción que C. Allain y G. Deverdun hacen de las estructuras que en 1957 aún quedaban de la puerta y sus alrededores. Los investigadores franceses mencionan arranques de muros en el lateral este y una masa de fábrica de ladrillo, visible en una de las fotografías publicadas, de forma bastante irregular y que contenía una escalera de subida a una sala alta sobre la puerta, entonces recién arruinada. Todo ello parece hoy haber desaparecido. Su interpretación es que se trataba de los restos de dos torres de flanqueo, y proponen igualmente que la puerta pudo tener una estructura de recodo simple dispuesto intramuros, aunque no se pudo probar mediante excavaciones arqueológicas. Pero también es posible que esos restos emergentes por el lado externo fueran parte del bastión de la puerta con recorrido acodado y entrada por el lado occidental, pero dispuesto por fuera de la línea de muralla. Si esta hipótesis fuera cierta, se trataría de un caso más de puerta de simple recodo, con acceso lateral y bastión exterior a la muralla y por tanto similar a las que se encuentran en la zona sureste del recinto como Bāb Agmāt, Bāb Aylān y Bāb al-Dabbāgīn, que se consideran de construcción almorávide, al menos en su inicio. No obstante, son muchas las incertidumbres que pesan en este caso.
Antonio Almagro