Mezquita de Jerez

Población: Jerez de la Frontera
Provincia: Cádiz
País: España
Coordenadas geográficas: 36.681062 / -6.139918
Nº inventario: 310


La mezquita del Alcázar de Jerez de la Frontera es uno de los restos arquitectónicos más enigmáticos de la ciudad, tanto por su aspecto y anomalías formales como por la falta de una investigación arqueológica completa, de manera que cuanto podemos llegar a saber hoy día se basa en la escasa documentación derivada de las obras de restauración y el examen de cuanto está visible en el edificio. De manera unánime se la identifica con el oratorio almohade, de carácter palatino, que fue transformado por don Alonso el Sabio en la capilla de Santa María la Real, según explican seis de sus cantigas (143, 345, 359, 374, 381 y 391), destruido por los musulmanes cuando volvieron a tomar la ciudad y restaurado inmediatamente, que es una versión poética del poco conocido proceso de incorporación de Šarīš, gran ciudad de la cora de Šaḏūna, a la corona de Castilla en tiempos del citado rey.

El edificio tiene, en lo esencial, el aspecto que le quedó hacia 1974, después de tres años de obras de restauración y decoración dirigidas por el arquitecto don José Menéndez-Pidal y Álvarez (1908-1981), que no publicó nada sobre el tema. La sala de oración, toda ella de fábrica de ladrillo, está constituida por un espacio unitario, y de planta sensiblemente cuadrada, de 9,60 m de lado, cubierto por una gran bóveda esquifada, con linterna barroca, que monta sobre el octógono que definen los muros y cuatro arcos apuntados, muy tendidos, que conforman unos residuos triangulares ante los rincones; éstos se cubren de forma distinta y significativa, pues  los de norte y oeste llevan tres paños reglados para conformar un rincón de claustro, mientras los de sur y este llevan, muestran, dos cupulitas ochavadas.

En el centro del paño que definen estos dos últimos ángulos aparece hoy un mirhab, de planta cuadrada y con bóveda en todo similar a las que componen los rincones, restituida por Menéndez-Pidal con rigor a partir de restos escasos pero suficientes; está orientado este nicho de oración, y con el todo el edifico, muy al sur, como corresponde a la qibla comarcal, que tenía una importante desviación respecto a la Meca en la etapa almohade.  En el paño opuesto, que mira a noroeste, se abren tres arcos de herradura; el central da a un patio, que fue sahn, bajo el cual existe un aljibe, mientras los otros dos comunican con sus galerías cubiertas con bóvedas de aristas. Al fondo, es decir en el eje y ya como pórtico, aparece otra galería, similar a las anteriores, pero más estrecha. Por el ángulo norte se obtiene acceso a una torre, de planta cuadrada, cuya escalera, como en todos los alminares, gira a izquierdas. La fachada que corresponde a esta zona acusa un arco de herradura, que probablemente fue el único acceso a la mezquita y se cubre con un tejaroz, que es fruto de las obras de restauración. La torrecilla, cuyo remate es también moderno, lleva un arquillo de herradura túmida, enmarcado por otro, ciego y polilobulado, que posee un muy esbelto alfiz, todo ello de apariencia almohade.

La organización presente del edificio es unitaria y corresponde a la mezquita que se puede datar hacia el último decenio del siglo XII. Otros autores han supuesto que el espacio de la sala de oración era basilical, con tres naves y cubierta de madera, articulación que quedaría destruida en 1264 y que el Rey Sabio reformó para darnos el resultado presente. Contra esta teoría, que trata de eliminar una mezquita anómala, de espacio único, para darnos otra del modelo habitual, de tres naves, hay varios hechos:

1. Hay paralelos de mezquitas palatinas de un solo espacio, por ejemplo, en la Aljafería de Zaragoza, la del Mexuar y la del acceso al salón de Comares, de Granada y la capilla de Belén del convento toledano de Santa Fe.

2. El plano que publicamos en 1983, elaborado por Menéndez-Pidal y Álvarez en 1971, indica que exploró el subsuelo, buscando rastros de cepas de los presuntos soportes de las supuestas arquerías, pero no halló nada y sí sólo unas tumbas, evidentemente cristianas. No resulta plausible que, de haber existido rastros de tales pilares o columnas o cimientos hubiesen escapado a la erudición del arquitecto restaurador, o que hubiesen sido eliminados antiguamente de manera tan completa.

3. No se perciben rastros de los cuatro soportes o los arcos ubicados en las paredes; si hubieran existido en los años setenta del siglo XX, la restauración no los hubiese ocultado.

4. El eje de simetría sureste-noroeste está reforzado por las cupulitas de los rincones más próximos al mihrab; si la gran cúpula esquifada fuese cristiana, tales bovedillas estarían ubicadas como flanqueo del altar, que los cristianos, automáticamente, situaron a la izquierda del mihrab.

Así pues, parece que, razonablemente, cabe dudar que la mezquita del Alcázar de Jerez fuese de tres naves, estando probablemente cubierta tal y como la vemos en la actualidad, como ejemplo comarcal, desde la ciudad de Jerez de la Frontera hacia el sur y el Estrecho, de la tendencia a abovedar espacios en época musulmana y mudéjar, en vez de envigarlos, como es habitual en el resto de Al-Andalus.

Alfonso Jiménez


Bibliografía:
  • Borrego Soto, Miguel Ángel (2016). La revuelta mudéjar y la conquista cristiana de Jerez (1261-1267). Madrid.
  • Calvo Capilla, Susana (2014). Las mezquitas de al-Andalus. Almería, Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes.
  • González Jiménez, Manuel (1980). El Libro del repartimiento de Jerez de la Frontera. Estudio y edición. Cádiz, Diputación Provincial de Cádiz.
  • Jiménez Martín, Alfonso (1983). Arquitectura gaditana de época alfonsí Jornadas Conmemorativas del VII Centenario de la muerte de Alfonso X el Sabio.(1). Cádiz, Universidad de Cádiz: 135-60.
  • Jiménez Martín, Alfonso (1991). La qibla extraviada. Cuadernos de Madinat al-Zahra (3): 189-209.
  • Mogollón Cano-Cortés, Pilar (2020). José Menéndez-Pidal Álvarez (1908-1981) Arquitecto Conservador-Restaurador. Granada, Editorial Universidad de Granada.