La torre del Oro es una torre albarrana construida en la orilla del río Guadalquivir junto al lugar en que desemboca el arroyo Tagarete. Estaba unida a la qasba almohade mediante un lienzo de muralla que cerraba el acceso por la ribera del río a la zona portuaria del antiguo Arenal. Fue construida al final del periodo almohade, apenas treinta años antes de la conquista de la ciudad por las tropas castellanas de Fernando III el Santo. La mandó levantar el gobernador Abū-I-'Ulā en 1220-21, siendo una de las últimas construcciones monumentales de este periodo. La torre era el final de una coracha que alcanzaba la orilla del río y cuya función principal era proteger la zona del Arenal que albergaba el área portuaria de Sevilla. Según las crónicas, a ella y a otra construcción situada en la orilla opuesta se sujetaba una cadena que al tensarse impedía la navegación por el río como medida de defensa de la ciudad y su puerto.
La torre se levantó sobre una potente cimentación que se extendía mucho más allá del plomo de los muros con el fin de prevenir el que pudiera socavarse por la acción de las mareas y las avenidas del río. Se ha constatado la existencia de un muro que se adentraba hacia el río impidiendo el paso por la orilla en los momentos de bajamar. La construcción tiene planta poligonal, una forma nada infrecuente en la arquitectura militar almohade, en este caso de doce lados. El polígono se inscribe en un círculo de 16.15 m de diámetro. Su muro exterior presenta esquinas de sillares con enjarjes que delimitan gruesos muros de obra de tapia que arranca de un basamento enteramente de sillería. Su espesor es de 1.90 m. Interiormente la construcción cuenta con tres plantas cubiertas con bóvedas que forman un anillo en torno a un núcleo central que alberga la escalera de comunicación entre los distintos niveles. Existen indicios de que la torre pudo tener una planta inferior que se macizaría a raíz de las obras de consolidación realizadas tras el terremoto de Lisboa de 1755. Ninguna huella de huecos exteriores avala esta hipótesis, aunque no sea descartable la existencia de un sótano destinado a almacén o prisión. La actual planta baja, por la que se entra, hoy prácticamente a ras del paseo moderno, quedaba originalmente a la altura del adarve de la muralla que enlazaba la torre con la alcazaba y que servía de acceso a la torre.
Las dos primeras plantas disponían de saeteras en dos niveles. El inferior de fácil acceso presenta una en cada cara. Las saeteras altas se abren en los tímpanos de las bóvedas y parece que su función principal sería proporcionar iluminación y ventilación. En el piso inferior, las saeteras altas solo aparecen en lados alternos. En la primera planta hay saeteras en ambos niveles en todas las caras. En la reforma del siglo XVIII se abrieron balcones en caras alternas al nivel de las saeteras inferiores. En la planta baja también varias saeteras han sido agrandadas dando lugar a pequeñas ventanas. La última planta sí disponía de ventanas en todas sus caras. En época tardomedieval se dispusieron ladroneras con acceso por estos huecos según se deduce de la iconografía histórica y de los restos que se han podido constatar durante la reciente restauración.
Los frentes de la torre se rematan con parejas de arcos túmidos que fueron lobulados, aunque en restauraciones modernas se enmascararon los lóbulos con un perfil liso de mortero, eliminado en la restauración de 2006. En el interior de cada arco hay una ventanita ciega con arco de medio punto. Los arcos poseen un alfiz común que se prolonga generando un recuadro que los enmarca. La presencia de estos dobles arcos en todas las caras crea la impresión de un friso continúo enfatizado por las dos impostas que corren a lo largo de todo el perímetro. Una última imposta algo más arriba sirve de base a las almenas, cuatro por frente, que se rematan con pirámides muy apuntadas de dudosa filiación almohade. La altura máxima actual de la torre hasta el antepecho del adarve es de 24,20 m, aunque originalmente debió ser bastante mayor pues hay que pensar que llegaría al nivel del agua del río.
Sobre la terraza de la torre se levanta otro cuerpo, también de planta dodecagonal, que en este caso se inscribe en un círculo de sólo 5,20 m de diámetro. Existe debate respecto a la datación de este cuerpo superior. Frente a quienes lo consideran coetáneo con el resto de la torre, también se aduce su posible construcción en época de Pedro I con argumentos de indudable peso, tanto documentales como estilísticos y arqueológicos; entre ellos el hecho de que este cuerpo es enteramente de ladrillo con inclusión de piezas cerámicas vidriadas y un paño de sebka labrado en piedra dispuesto sobre la puerta que contrastan con el carácter mucho más austero del cuerpo inferior. En el siglo XVIII se añadió aún un tercer cuerpo de planta cilíndrica y rematado en un cupulín que protege el desembarco final de la escalera hoy existente dentro del cuerpo anterior y que podría ser también de ese momento.
En el interior la torre presenta espacios abovedados de forma anular, de 3,20 m de luz, con la singularidad de que su perímetro externo es un polígono de doce lados mientras que el interno es otro de seis. Esto permite disponer el abovedamiento con tramos cuadrados alternando con otros triangulares. Las bóvedas de los primeros son de arista mientras los segundos se cubren con otras tripartitas. Los plementos presentan resaltes ornamentales que forman estrellas de cuatro puntas. Una cornisa con forma de nacela recorre el perímetro marcando el arranque de las bóvedas y delimitando tímpanos en los que se abren las saeteras altas.
Un núcleo central de planta hexagonal aloja la escalera, que se dispone en forma helicoidal alrededor de un nabo de igual forma. Su muro perimetral tiene 1,00 m de espesor, similar al del nabo, dejando una anchura de escalera de 1,19 m. La escalera desemboca en la terraza dentro del cuerpo alto de la torre que al menos en su base debe corresponder a la construcción almohade como garita que cubría y protegía su desembarco. El cuerpo alto posee otra escalera que arranca a un nivel superior, al que se accede por dos escaleras externas adosadas a él y que confluyen junto a la puerta, situada a 3,15 m sobre la terraza de la torre. La garita construida en el siglo XVIII cubre el desembarco de esta escalera en la terraza superior.
Antonio Almagro