En los denominados ‘Llanos de Santa Catalina’, se conservan tres torres, aisladas y exentas, construidas con fábrica de tapia en hormigón de cal. Dos de ellas son gemelas y la tercera es más ancha que las otras dos. La Torre Sur de Sta. Catalina es una de las dos torres gemelas y es la más lejana de la antigua alquería de Orcera. Esta torre se encuentra situada en la ladera de una suave loma justo en el límite de los actuales términos municipales de Orcera y Segura de la Sierra.
Las tres torres de Sta. Catalina forman parte de un articulado sistema de estructuras hispano-musulmanas, construidas durante el siglo XII, de las que aún se conservan más de cuarenta vestigios en el valle de los ríos Trujala, Hornos y Guadalimar. Un conjunto patrimonial que dibuja un excepcional paisaje antropizado en el interior de la Sierra de Segura, al Noreste de la provincia de Jaén. Se trata de un territorio que perteneció al ʿamal Šaqūra, antigua amelía o distrito andalusí perteneciente a la cora de Jaén y cuyo ámbito de influencia fueron las cuencas altas de los ríos Segura, Guadalimar y Guadalquivir. Este territorio serrano fue ocupado por los almorávides en el año 483/1091 y, posteriormente, por los almohades en el año 564/1169.
Las torres de Sta. Catalina forman un triángulo isósceles cuyos lados tienen las siguientes longitudes: 495 m entre Torre Sur y Torre Norte; entre la Torre Ancha del Aguadero y la Torre Norte hay 397 m y, por último, entre la Torre del Aguadero y la Torre Sur hay 811 m. Las tres torres tienen diferentes altitudes. La Torre Sur está ubicada en uno de los vértices del triángulo y es la que tiene mayor altitud (786,46 m.s.n.m.) de las tres. El centro del triángulo lo ocupa la Torre Norte (756,55 m.s.n.m.) y en el punto más bajo, cerca del río Orcera, se sitúa la Torre Ancha del Aguadero (726,52 m.s.n.m.) la más baja de las tres.
Es posible que estas tres torres exentas estuvieran estrechamente relacionadas con el sistema de irrigación vinculado al cercano embalse andalusí de la Albuhera cuya salida de aguas se encontraría a unos 1595 m de esta torre. Las aguas de este regadío posiblemente drenarían en el cauce del río Orcera, a través del arroyo de Claudio. La superficie de tierras irrigadas, vinculadas con la alquería de Orcera y a estas torres, tendría una extensión comprendida entre las 165 y 190 ha. También estarían vinculadas con la red de caminos, pecuarios y de transporte, que pasaban junto a ellas. Es de destacar que el trazado que sigue el Cordel de La Mancha, para subir a las tierras altas de Segura, transcurre paralelo al río Orcera pero, cuando llega a este lugar, se desvía de su directriz para pasar entre las torres Sur y Norte de Sta. Catalina. Parece bastante probable que el uso de estas torres, además del militar o defensivo, también pudo haber tenido un carácter agropecuario, pudiendo haber sido utilizadas como control de regadíos, elementos de comunicación, como troje, silo-almacén e incluso de control fiscal para el paso de rebaños hacia las tierras altas de la Sierra de Segura.
La Torre Sur de Sta. Catalina es una edificación monofásica construida en fábrica de tapia de hormigón de cal de muy buena calidad. Tiene una densidad real: 2,69 (gr/cm3) y una porosidad: 19,8% (habitualmente las fábricas históricas de tapia u hormigones de cal, tienen porosidades entre 30% y 50%, normalmente, son superiores al 35%). Los resultados obtenidos de los ensayos realizados en esta torre indican que la tapia de esta torre fue muy bien compactada. La consecuencia es su gran resistencia a la compresión, circunstancia que, hasta el momento, la ha salvado del derrumbe.
Esta torre tiene una forma exterior tronco-piramidal y está hueca en toda su altura. La cara Oeste está aplomada y las otras tres inclinadas, lo que indica un replanteo previo y una intencionada colocación volcada de los tapiales exteriores conforme se van poniendo en altura para conseguir la inclinación deseada. El espesor de los muros se va reduciendo a medida que se asciende. Los cajones de la tapia tienen una altura media de 75 cm y estaban recubiertos con un fino revestimiento de calicostrado del que quedan pocos restos visibles. Todos los merlones de la cara Este están muy bien conservados. La torre tiene una planta rectangular de dimensiones 5,30 x 3,80 m (7 por 5 cajones de tapial) y está orientada en dirección Norte-Sur. Su altura es de 20 cajones, es decir 15,15 m. Es ligeramente más grande y alta que su gemela la Torre Norte.
El acceso originario está situado a 6,82 m de altura, y a partir de él tuvo tres niveles interiores o habitaciones superpuestas, separadas entre sí por forjados de madera, hoy desaparecidos. Bajo el nivel de ingreso, dispone de un amplio espacio que podría haber estado dedicado a silo o almacén. Inicialmente, la torre contaba con dos grandes huecos de ingreso adintelados con madera, uno de ellos estaba ubicado en la cara Norte y el otro en la cara Este. Este último vano fue tapiado y convertido en saetera o aspillera con posterioridad a su construcción. En la cara Este se aprecian muy bien los mechinales para alojar las ménsulas de los andamios o plataformas que servían para acceder a la torre y que, al ser pasantes, posiblemente, servirían también para descender por el interior de la torre.
La planta de ingreso principal de la torre tiene una altura de cuatro cajones de tapial y tiene, además del acceso, tres saeteras en cada una de las caras. Las otras dos plantas tienen una altura de tres cajones, contando con una aspillera en cada cara. La coronación tendría dos cajas de tapial, la última de ellas serían las almenas, que tendrían cuatro merlones en los lados largos y tres en los cortos. La evacuación de aguas se produciría a través de una gárgola que, a juzgar por las manchas y marcas existentes, debió estar ubicada en la cara Norte.
Los análisis de C-14 realizados sobre testigos de madera y de cal procedentes de esta torre indican una horquilla de tiempo comprendida entre los años 418/1027 y 559/1164. Los datos obtenidos en la datación de otros asentamientos cercanos como Torre Norte de Sta. Catalina, Peñolite, El Cardete, el Castillo en la Puerta de Segura, aportan un intervalo de fechas comprendido entre los años 408/1018 y 559/1164. A estas dataciones absolutas habría que sumar otros factores basados en dataciones relativas como la caracterización de la técnica constructiva empleada en las fábricas de tapial de hormigón de cal que, en este caso, es similar a la empleada por la arquitectura almohade en otros lugares de al-Andalus, tanto urbanos como rurales. Un ejemplo serían las fábricas del castillo de Burgalimar en Baños de la Encina (Jaén) similares a las de esta torre serrana. El conjunto de los resultados obtenidos hasta el momento permite considerar estas construcciones como almohades, siempre manteniendo la correspondiente reserva hasta tanto no se realicen los imprescindibles estudios arqueológicos intensivos en este lugar.
Estas construcciones serranas giennenses podrían haber sido las precedentes de otras arquitecturas militares que los beréberes maṣmūdas provenientes del Atlas construyeron durante su avance peninsular hasta conquistar Valencia en el año 567/1172. Las torres de Morcillar y Llano de la Torre en la provincia de Albacete o las torres de Bofilla, Espioca, Godelleta y del Señor en la provincia de Valencia, son estructuras monofásicas, exentas y aisladas, con una morfología, dimensiones y técnica constructiva muy similar a estas dos torres gemelas de Sta. Catalina.
El estado de conservación de esta torre es bastante malo, tiene muchas zonas erosionadas e importantes pérdidas de material en la base de la cara Este. Estas patologías están sometiendo a importantes tensiones al tapial, amenazando con el desplome y desmoronamiento de la torre. Por encargo de la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía se procedió a redactar un proyecto de consolidación en enero de 2006. Un documento cuyos precios fueron actualizados en 2014 a petición de la Dirección General de Bienes Culturales y que, en 2022, todavía no ha sido ejecutado.
Sin embargo, el trabajo realizado en aquel momento sobre la torre, con motivo de la redacción del proyecto, sirvió de punto de partida para ampliar el conocimiento que se tenía sobre la misma, ampliando el estudio hasta llegar a analizar en profundidad hasta quince asentamientos, todos ellos con presencia de restos medievales. Una investigación que se acabó materializando en el #ProyectoSegura (HAR2014-53866-R), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, que ha permitido extraer abundante información y datos imprescindibles para conocer mejor el conjunto de inmuebles hispano-musulmanes del valle de Segura, obteniendo resultados inéditos relativos a su cronología, tipología, morfología, sistemas constructivos e implantación en el territorio.
Santiago Quesada-García (Universidad de Sevilla)