El patio de la Casa de Contratación, situado dentro del actual edificio que alberga la Consejería de Presidencia de la Junta de Andalucía, es un conjunto arquitectónico que se presenta como uno de los arquetipos de la arquitectura almohade en la Península. Este patio fue sin duda el elemento articulador de uno de los diversos palacios o residencias que integraron los reales alcázares en época medieval. Desde su descubrimiento y restauración en los años setenta del pasado siglo por obra de Rafael Manzano Martos, restauración concluida por su discípulo Manuel Vigil-Escalera, ha pasado a formar parte del imaginario de la arquitectura andalusí.
El edificio que había albergado hasta el siglo XVIII la famosa institución de la Casa de Contratación que durante más de dos siglos monopolizó las relaciones comerciales y migratorias de España con América, fue demolido a comienzo de los años sesenta del siglo XX. Esta edificación, fruto de numerosas trasformaciones acaecidas durante su larga vida, contenía aún partes sustanciales de las estructuras medievales que allí se levantaban y que por lo que nos dice la documentación, nunca fueron sustituidas por otras de nueva planta, sino que fueron objeto de múltiples y sucesivas reparaciones y trasformaciones. Esto explica que el pórtico septentrional del patio que se conforma con una espléndida composición de sebkas y arcos lobulados se haya conservado en parte sustancial, aunque según su restaurador, sus restos se recogieron del vertedero a donde fueron trasladados los escombros del derribo.
Lo que se puede decir de este conjunto es que en época almohade fue un edificio de gran tamaño y sin duda de uso residencial y que por tanto lo hemos de considerar como un palacio. Poseía un patio rectangular de 30.20 x 22.50 m orientado en dirección noroeste-sureste, que a efectos descriptivos consideraremos como simplemente norte-sur. Las dimensiones totales del edificio podemos suponerlas de unos 49.00 m x 31.50 m. En los dos lados más cortos dispuso de salas alargadas precedidas de pórticos. Sólo en el lado norte se ha conservado el muro de separación entre ambos, con un hueco tripartito de formas arcaizantes. El pórtico se habría conservado después de su macizado y conversión en muro de crujía hasta la demolición del edificio realizada en los años 60 del siglo XX. Dicho pórtico ha podido ser reconstruido con elementos originales recogidos de los escombros del derribo, y suponemos que en base a restos de la cimentación. En el lado sur el muro de separación entre sala y pórtico y el pórtico mismo debieron desaparecer con las trasformaciones realizadas para habilitar el edificio como Casa de Contratación. Las salas tenían una anchura de unos 4.25 m y los pórticos de 3.20 m.
En los lados mayores del patio debieron existir crujías de menor anchura. De la oriental no ha quedado ningún testimonio, pero de la occidental existe una referencia suficientemente fiable que es la presencia de una crujía estrecha que aparece dibujada en el plano del Alcázar realizado por Joaquín Fernández en 1872. Por la documentación conservada sabemos que esta crujía estrecha era la única que existía hasta la ampliación de la Casa realizada en 1593 tomando suelo de la plaza inmediata. Esta crujía tenía una anchura de unos 3.50 m.
En la zona descubierta del patio su organización hemos de reconstruirla en base a los restos conservados y a la disposición encontrada en otros patios semejantes. Frente a los pórticos había sendas albercas que hemos de suponer rectangulares pues su verdadera dimensión quedó truncada con la posterior transformación del conjunto. La mayor parte del patio estaba ocupada por sendos parterres rehundidos cerca de dos metros respecto a las salas y habitaciones del palacio. Andenes perimetrales y otros formando cruz permitían la circulación por este espacio descubierto. El paralelo más cercano cronológicamente al que nos ocupa y con dimensiones comparables es el del Castillejo de Monteagudo, construcción mardanisí erigida junto a la Vega de Murcia entre 1147 y 1165. Este edificio poseía un patio rectangular con un jardín de crucero y dos albercas delante de cada pórtico. Creemos que una disposición similar sería la que contendría el patio sevillano, aunque con algunas pequeñas diferencias. También tiene una disposición semejante el patio principal del llamado Alcázar de los Reyes Cristianos de Córdoba, obra que seguramente también tiene su origen en un palacio almohade, aunque haya sido considerada de la primera mitad del s. XIV por varios autores.
En este palacio que precedió a la Casa de Contratación el pórtico norte se encuentra cerca de medio metro más alto que el del lado sur, seguramente por condicionantes topográficos. Por la gran profundidad a la que se halla el terreno de plantación de los jardines, se dispusieron unos andenes laterales a menor altura. Para descender desde el nivel del pórtico norte a los andenes laterales se construyeron rampas simétricas de bajada que arrancan de la plataforma de la alberca y descienden hasta los ángulos del patio en que se alcanza la cota de los andenes laterales. Podemos suponer que entre la plataforma de la alberca y el andén central habría también una rampa o algunos peldaños. Los andenes a menor cota permitirían disfrutar del jardín con más facilidad. Al menos en uno de los arriates se han conservado otros andenes perimetrales a la cota del terreno. De este modo se podía gozar del jardín y de sus frutos desde prácticamente tres niveles distintos: uno a escasos 20 cm del suelo, otro a 1.20 m y otro a casi 2.00 m. que ofrecerían distintas perspectivas y la posibilidad de alcanzar los frutos de las plantas de distinto porte. Los andenes laterales llegan al pórtico sur casi a la misma altura de su pavimento, existiendo solo una ligera rampa de subida hasta el borde de la alberca de ese lado. De todos modos parece que los andenes no tuvieron sus pavimentos totalmente horizontales, pues en el lado oriental del lado sur no existe rampa lo que permitiría suponer que el andén de ese lado estaba algo más alto que el del opuesto. De los andenes centrales del crucero, tanto del longitudinal como del transversal no ha quedado ningún resto, por lo que la planta que se propone es una hipótesis basada en el paralelo antes mencionado. Resulta imposible saber si la parte inferior de los cuadros de vegetación tenía acceso directo desde los andenes, aunque la existencia de zonas pavimentadas a nivel del terreno cultivado así parece indicarlo.
El pórtico septentrional pudo ser reconstruido gracias a los restos recuperados tras el derribo. Su alzado presenta un gran arco central que arranca del típico motivo almohade de doble voluta conocido por algunos como serpentiforme. Su intradós se ha reconstruido con lóbulos alternos, unos mayores circulares y otros menores de doble arco, sin que exista, al parecer, ningún elemento original, salvo el arranque mencionado. A ambos lados del arco central se dispusieron dos vanos dobles. Estos vanos están separados por pilares que delimitan grandes paños de sebka que arrancan de arcos geminados con perfil lobulado cuyas arcuaciones forman hoyuelos en los vértices como si se trataran de hojas de palma que se empiezan a abrir. Los arcos geminados se apoyan en columnas centrales. El gran tamaño del patio y la elegancia de las formas adoptadas confiere a este alzado un carácter de gran monumentalidad acentuado sin duda por el hecho de ser uno de los de mayores dimensiones de los conservados en la arquitectura andalusí.
El pórtico, en su interior, tuvo al parecer atajos en sus extremos formados por pórticos de doble arco dispuestos en sentido perpendicular. Posiblemente, estos atajos se correspondan con los que formarían las alhanías del salón inmediato. Parece que en los extremos del pórtico, dentro de los atajos, hubo puertas hacia las alhanías y hacia el exterior del patio, aunque esto no es plenamente comprobable por encontrarse tapiados, lo que también permite suponer que pudiera tratarse de simples arcos decorativos. Sólo en el extremo oriental existe uno abierto que actualmente comunica con un patio y que parece ser que sí fue puerta. Como ya hemos comentado, nada se ha conservado del pórtico sur, salvo lo que parece ser el apoyo de una de las columnas en una posición semejante a las del lado opuesto. Por ello podemos considerar que este pórtico tendría similar forma y disposición que el septentrional, manteniendo de este modo la simetría característica de estos edificios.
En este palacio se han conservado restos de la decoración pictórica con la que se simulan elementos arquitectónicos en los muros de borde de los parterres, algo que pudo ser habitual en otros muchos casos. El diseño del jardín cabe suponer que incluiría algunos árboles de porte, dada la escala del espacio.
Este edificio debió formar parte de un gran programa constructivo desarrollado por los califas almohades en su capital andalusí, seguramente en relación con otros edificios, algunos de los cuales fueron destruidos al acometerse el gran proyecto llevado a cabo por Pedro I. En una fecha que desconocemos, pero que podemos imaginar hacia mitad del siglo XIV, se produjo una drástica transformación del edificio y de su patio. La necesidad de mayor espacio habitable motivó el que los pórticos almohades se tapiaran y convirtieran en muros, seguramente con una puerta central y varias ventanas. Se construirían nuevos pórticos más avanzados hacia el centro del patio, que le conferirían una planta casi cuadrada, manteniendo el ancho del patio, atestiguado por la situación de los andenes de ambos períodos. La estructura del patio del jardín se modificó dando lugar a la que hoy vemos, fruto de la ampliación de los andenes del crucero en los que se incluyó una alberca con forma de cruz y con una zona central de planta circular con una fuente.
Antonio Almagro