La localidad de Medina Sidonia, antigua capital de la cora de Siduna, se asienta sobre un monte que domina el extenso territorio que se extiende entre la sierra de Cádiz y el océano Atlántico. La población se escalona en las laderas norte y oeste del cerro, las que acusan menor pendiente, y contó en época medieval con varios recintos coronados por una alcazaba en la que, tras la conquista cristiana, los duques de Medina Sidonia levantaron un castillo de planta regular, hoy en ruinas, entre cuyos restos aún se pueden ver elementos de construcciones de tapia de época islámica. La mayor parte de cuanto queda de los recintos ha sufrido renovaciones de época cristiana.
Pese a ello, en el extremo más septentrional del perímetro medieval hay una puerta de la muralla que por su forma puede datarse en época almohade, aunque no existen datos arqueológicos que lo corroboren. La puerta responde al nombre de la Salada por su proximidad a una fuente que tenía tal nombre, o también de la Pastora por haber contado con una imagen de la Virgen con esa advocación. Se trata de una puerta de acceso frontal directo, colocada entre un quiebro cóncavo de la muralla y una torre de escaso saliente que la flanquean. Se llega a ella tras superar una pendiente que en su parte más cercana a la puerta toma forma de rampa con peldaños que continúan tras atravesar la muralla. La puerta está formada por dos arcos paralelos, uno exterior que conforma el alzado visible desde extramuros y otro interior que se enrasa con el paramento interno de la muralla. Entre ambos queda un espacio cubierto con bóveda de cañón de igual directriz que los arcos, pero de forma rebajada. Entre las mochetas que forman ambos arcos quedaban enrasadas las hojas de cierre de la puerta, como suele ser habitual en estas construcciones musulmanas.
Ambos arcos son de sillería con forma de herradura apuntada apoyados en impostas de mármol con forma de nacela. En el arco exterior, las jambas están formadas por dos fustes de columnas de granito sin basas ni capiteles provenientes del expolio de alguna construcción antigua. Las piezas no apoyan en el nivel del suelo actual, quizás porque este ha sido rebajado artificialmente. Tampoco llegan hasta las impostas interponiéndose un sillar de caras ortogonales. Las dovelas de los arcos son de gran tamaño mostrando una labra cuidadosa. En el arco exterior la clave, que sobresale por el trasdós respecto al resto de la rosca es de mármol blanco al igual que las impostas. Ambos arcos disponían de alfiz que en la actualidad está incompleto por la parte superior ya que la fábrica existente por encima de sus trasdoses parece obra renovada, lo mismo que todo el remate que presenta la puerta en su frente exterior a base de tres almenas estrechas y aisladas.
Antonio Almagro