La ciudad de Elvas posee una notable agregación de fortificaciones que a lo largo del tiempo se han ido superponiendo y añadiendo hasta crear uno de los conjuntos urbanos fortificados más importantes de la península Ibérica. A pesar de que lo más destacado de este conjunto sean las fortificaciones abaluartadas construidas en el siglo XVII, también conserva importantes restos de las defensas de época medieval, que llegaron a conformar tres recintos sucesivos, de los que al menos dos se remontan al periodo islámico. La ciudad, conocida como Yalbaš es ya citada, con ciertas dudas, en el siglo IX por Ibn al-Qutiyya y con más seguridad en el siglo X por Ibn Hawqal. Quizás a este periodo inicial se puedan atribuir algunas de las estructuras que han sobrevivido, pero del periodo final islámico, anterior a la conquista cristiana, hay abundantes restos.
La ciudad se asienta en un cerro con laderas más inclinadas en su lado norte y más suaves hacia el sur y el este. La parte más elevada presenta una plataforma relativamente plana en la que se sitúa el primer recinto que conformó la alcazaba de la ciudad islámica. A media ladera de la vertiente sur discurre la muralla del recinto de la medina que se une al de la alcazaba teniendo un frente común hacia el noroeste. La mayor parte de estas murallas han quedado absorbidas dentro del caserío de la población. Otro recinto más externo se levantó ya bajo dominio cristiano y en gran parte quedó amortizado al construirse las fortificaciones abaluartadas en el siglo XVII.
Del recinto de la alcazaba subsisten todavía dos puertas con sus estructuras medievales aún reconocibles, diversos lienzos entre construcciones posteriores y un lienzo relativamente largo de obra de tapia en el frente noroeste al que se le han eliminado las torres que debían prestarle el adecuado flanqueo. En el vértice más septentrional se construyó en época cristiana un castillo que aprovechó parte del recinto de la alcazaba, aunque se aisló de ella con la correspondiente muralla con sus torres, alguna de ellas acomodada al uso de artillería.
De las dos puertas de este recinto, una de ellas presenta rasgos más arcaicos. Es la llamada puerta de la Alcazaba o del Mirador. Es una puerta de acceso directo flanqueada por dos torres macizas, construido todo ello con sillares graníticos. El arco de la puerta tiene actualmente forma de medio punto, sin impostas marcadas, aunque presenta zonas tanto en la rosca como en las jambas rehechas con fábrica de ladrillo. Una fotografía antigua publicada por F. Branco, de finales del siglo XIX, muestra el arco con forma de herradura e impostas con vuelos hacia el vano. Al parecer no contó con alfiz ni ningún otro elemento ornamental, lo que hace muy difícil su datación que podría remontarse a la primera fundación de la cerca urbana. Por la parte interna el paso a través de la muralla se cubre con una bóveda de sillería también reparada en zonas con ladrillo. En la parte interna del arco hay dos gorroneras de piedra para sujetar y permitir el giro de los portones, pero no existe segundo arco para delimitar el hueco en que se abatían estos. En época ya sin duda cristiana se cubrió el espacio que queda entre las dos torres con una bóveda de ojivas hecha con ladrillo, sobre la que hoy hay parte de una vivienda. La otra puerta, de estructura más típicamente almohade, es la llamada del Temple, y se analiza de forma más detallada en su lugar.
La muralla de la medina se encuentra casi toda embebida entre construcciones más modernas. Contaba con cuatro puertas de las que ninguna ha subsistido. Parte de la zona occidental se ha podido documentar mediante planimetría. Del resto merece destacarse una torre poligonal, quizás albarrana, en el sector sureste, que fue atravesada por su base posteriormente por una calle. En esta muralla abundan las obras de tapia por lo que puede atribuirse al periodo final de la presencia islámica.
La alcazaba de Elvas ocupaba una superficie de 1,66 Ha con un circuito de muralla de 525 m. La medina, sin contar el recinto anterior se extendía en 9,54 Ha y sus murallas, incluida la parte que daba al campo del recinto de la alcazaba tenían un perímetro de 1370 m
Antonio Almagro