En el centro del solar situado en la esquina de las calles Macasta y Catina se descubrieron restos de una casa con la estructura de su patio bastante bien conservada y que fueron reintegrados en el nuevo edificio residencial. Fechada en el siglo XII, contaba con un patio deprimido ajardinado con una pequeña alberca o pileta en su lado norte. En torno al patio, de casi 32 m2, se abren una serie de dependencias documentadas al menos en tres de sus lados. En una fase posterior de la primera mitad del siglo XIII, se documentan una serie de reformas consistentes en el cerramiento por medio de tabiques del espacio a ambos lados de la pileta, a la vez que se construye otra de menor tamaño en el lado contrario, uniendo ambas mediante un andén que oculta un canal para el agua. Así mismo, en las paredes de los parterres se encontraron huecos para colocar plantas. En uno de los lados, se conservaba un espléndido brocal cerámico octogonal completamente estampillado y vidriado. Un canalillo superficial, con molduras de argamasa, bordeaba la totalidad del jardín, permitiendo así una circulación continua de agua.
Alvaro Jiménez