Īgīlīz

Ribāt Harga

Población: Toughmart
Provincia: Tarudant
País: Marruecos
Coordenadas geográficas: 30.399326 / -8.366648
Tipología: arquitectura militar
Nº inventario: 769


La fortaleza de Īgīlīz se levanta en la cumbre de una escarpada montaña de la cordillera del Anti Atlas, en el sur de Marruecos, en la región habitada por los Harga, clan al que pertenecía Muḥammad Ibn Tūmart, el fundador del movimiento almohade, quien nació en este entorno. Tras ser expulsado de Marrakech por los almorávides se refugió en este lugar que fortificó y en el que resistió el asalto de las tropas de ‘Alî b. Yûsuf, en 1122 y en 1123, antes de trasladarse a Tinmal, lugar más próximo a Marrakech, desde donde dirigió sus ataques a la capital almorávide. Este lugar puede considerarse, por tanto, como la cuna del movimiento almohade, pese a que posteriormente y por diversas razones, fuera Tinmal la que acabara ostentando ese protagonismo. Aun cuando existen evidencias de ocupación anterior, las estructuras que se erigieron en este sitio pueden considerarse las primeras obras arquitectónicas almohades. Se trata, sin duda, de una arquitectura muy elemental y rudimentaria, enraizada en la tradición local y que tiene poco que ver con las esplendidas creaciones que pocos años después llevarán a cabo los seguidores de Ibn Tūmart por todo el occidente de mundo musulmán. Este sitio fue lugar de veneración y destino de peregrinación en los primeros tiempos almohades, por la presencia del Mahdī y por ser lugar en donde desarrolló la predicación de su doctrina a sus primeros seguidores. Posteriormente entró en decadencia y abandono, en parte por haber estado ligado a la revuelta que los hermanos de Ibn Tūmart y su clan llevaron a cabo contra su sucesor ʿAbd al-Mumin en 1150.

La fortaleza se encuentra situada en la parte más elevada de una montaña que presenta forma alargada en dirección este-oeste, con fuertes escarpes en todo su perímetro y a donde se accede por la zona nor-oriental. Posee un perímetro de muralla de planta irregular que se adapta al terreno y que presenta tres puertas, una en su frente norte, otra en el este y una tercera en el oeste. Este recinto está a su vez dividido en dos, uno al oeste que ocupa parte de la plataforma más elevada y la ladera sur y que apenas ha sido investigado, y otro al este en el que se encuentran los vestigios más interesantes. Todas las puertas tienen acceso en recodo siendo la más compleja la del extremo oriental cuyo recorrido obliga a un doble giro.

En la parte más elevada del conjunto se construyó un recinto a modo de alcazaba, de planta sensiblemente rectangular y con orientación de sus diagonales según los puntos cardinales. A su vez, dentro de este recinto existe otro adosado al ángulo occidental con función de alcázar o residencia principal del conjunto. Ambos recintos tienen la mayor parte de su superficie destinada a patio o espacio abierto, rodeados de estrechas crujías con una secuencia de habitaciones muy elemental. El alcázar posee un acceso desde l exterior de la alcazaba por su frente noroeste a través de una puerta ubicada dentro de una torre o estructura saliente con puerta lateral que obliga a un giro de 180° para continuar por un largo corredor que recorre todo el lateral del edifico y en cuyo otro extremo se produce un nuevo giro antes de desembocar en el patio. Las dos estancias de la crujía del lado noroeste se han identificado como salas de recepción, mientras que las situadas en el noreste sería salas de vivienda En el ángulo sur hay una cisterna dentro de una estructura que sobresale a modo de torre. En ese mismo ángulo existe otro acceso que comunica con el patio de la alcazaba a través también de una sala alargada. En centro el lado suroeste hay una letrina.

El patio de la alcazaba repite la misma forma con habitaciones estrechas y alargadas en todo su perímetro. En la crujía sureste hay una estancia con un nicho que fue sin duda una pequeña mezquita junto a una puerta de acceso con doble recodo que comunica con el barrio que se extiende en la ladera de ese lado. En la esquina sur del recinto de la alcazaba se produce una protuberancia que alberga otro de los aljibes cuya construcción se atribuye a Ibn Tūmart en el invierno que transcurrió entre los dos ataques almorávides.

Al sureste de la alcazaba existen distintas construcciones residenciales y religiosas. Sin duda la más interesante es la mezquita que tiene una planta anómala para lo que serán los oratorios almohades posteriores pero que tiene precedentes en la arquitectura del occidente islámico. Tiene una sala de oración muy alargada de 30 m de ancha por 5 de profundidad dividida en dos naves paralelas al muro de la qibla en donde se sitúan el mihrab y las dos puertas de acceso. Al otro lado de este muro hay un espacio exterior a modo de patio. Las naves estaban separadas por una fila de pilares cuadrados de adobe que fueron posteriormente embebidos en otros rectangulares de mampostería. Esta forma de mezquita tan alargada y transversal tiene sin duda sus precedentes en los oratorios de los ribat-s de Susa (Túnez) y de Guardamar (Alicante), lo que marca una relación de este lugar con estas creaciones islámicas de carácter ascético, religioso y militar.

Dos cuevas, de origen artificial, aparecen en esta zona al sur y al oeste de la mezquita alguna de las cuales pudo ser la “Cueva Santa” que según los relatos sirvió de refugio al Mahdī y en la que aleccionó a sus seguidores y que fue restaurada en 1157 por el califa ʿAbd al-Mumin tras su visita al lugar.

El resto de las construcciones parecen de carácter residencial. Son viviendas compuesta por una sala alargada con puerta en su centro que se abre a un espacio abierto o patio cerrado por tapias y en el que a veces hay alguna otra estancia auxiliar. Destaca, no obstante, un conjunto más singular que se adosa al lado sureste de la alcazaba y que está integrado por una sala principal y dos laterales que abren a un patio menor comunicado con otro de mayor tamaño en el que hay otras dos habitaciones. Esta construcción situada al lado de una de las cuevas, se ha identificado como la Madra, lugar en el que también Ibn Tūmart se reunía con sus adeptos y parece ser sin duda la estructura residencial más importante del lugar, aparte del alcázar.

Antonio Almagro


Bibliografía:
  • Ahmed S. Ettahiri, Abdallah Fili, Jean-Pierre Van Staëvel, “Nouvelles recherches archéologiques sur les origines de l’empire almohade au Maroc : les fouilles d’Igîlîz“. Comptes rendus des séances de l'Académie des Inscriptions et Belles-Lettres, 157e année, N. 2, 2013. pp. 1109-1142; doi :