La Bāb Dukkāla se encuentra situada aproximadamente en el centro de un frente del recinto amurallado de la ciudad de Marrakech que mira al noroeste. Era sin duda una de las puertas principales de la medina ya que de ella partían los caminos que se dirigen hacia la costa y hacia una amplia región que se encuentra en esa dirección más allá de rio Tensift.
Su estructura está constituida, como en todas las demás puertas de la ciudad, por un bastión independiente y autónomo de los lienzos que a él acometen. El bastión lo forman dos torres casi cuadradas que sobresalen respecto de la muralla y el cuerpo del bastón propiamente dicho que se adosa a ésta por la parte interior del recinto. Las torres tienen plantas bastante irregulares, especialmente la del suroeste que resulta ser de tamaño algo mayor, con 7,05 m de frente mientras la del noreste solo tiene 5,90 m. Sus salientes oscilan entre los 5,25 m y los 6,40 m. Entre ambas torres queda un frente, ligeramente avanzado respecto a la línea de la muralla, de 9,15 m en el que se abre el arco exterior de la puerta que tiene 4,29 m de luz. El arco es apuntado con prolongación de herradura y cuenta con 5,70 m de altura desde el umbral hasta la clave.
Unas impostas de madera sostienen los arranques del arco dispuestas en dos niveles, uno formando una solera o durmiente a ras de la jamba y otro que forma el voladizo que tiene su cara inferior oblicua. Es muy probable que estas piezas de madera estuvieran enlucidas de yeso formando las típicas formas de nacela con que suelen arrancar los arcos.
El arco está doblado con una arquivolta que resulta ser ligeramente más apuntada. De las impostas de este arco exterior, que tiene la misma configuración con piezas de madera, parte un alfiz rectangular cuyo borde superior es tangente al extradós del arco de la arquivolta. Todo el paño dentro de la arquivolta está pintando imitando ladrillo y marcando, muy bien perfiladas, tanto juntas horizontales como verticales. El dovelaje de los arcos define una anchura de las roscas de un pie y medio. Cuarenta centímetros más arriba del alfiz se produce un ligero saliente que parece marcar el límite superior de la portada y el arranque del peto. Este parece estar concebido para el uso de armas de fuego pues en este frente posee una serie de pequeños orificios que solo servirían para disparar con este tipo de armas portátiles. Además, en el centro de cada torre hay una tronera para apostar cañones.
Traspasado este primer arco existe un espacio dispuesto para que los portones puedan girar entre ese arco y otro paralelo que en este caso es de menor luz: solo 3,47 m. Este espacio se cubre con una bóveda de cañón. A continuación hay un patio, hoy cubierto con una cristalera, de 6,60 x 5,85 m. Según se entra al patio, a mano izquierda hay un arco de 2,65 m de luz que comunica con un cuarto alargado que debió funcionar como cuerpo de guardia. Este cuarto se cubre con un techo plano. En la pared frente a la entrada solo hay un nicho con forma de arco junto al ángulo derecho. En la pared de la derecha se abre otro arco de 3,45 m de ancho por el que continúa el recorrido dando acceso a una sala cuadrada cubierta con una bóveda de arista que arranca de un saliente en sus cuatro lados con forma de nacela.
Esta sala también presenta arcos, de medidas bastante similares, en sus cuatro costados. Son todos de medio punto sin impostas marcadas ni prolongación de herradura. Según se entra a mano derecha el arco comunica con un espacio estrecho y alargado dispuesto transversalmente y que se cubre con una sucesión de bóvedas de arista. El arco frente al acceso es ciego y de escasa profundidad y sirve de cobijo a un pequeño poyete. El arco de la izquierda forma parte de la salida hacia la ciudad. Tras él se dispone el espacio para el giro de los portones con que se cierra la puerta interior. Este espacio se cubre con una bóveda de espejo. En la jamba derecha, según se sale hay una puerta por la que se accede a la escalera que sube a la terraza. Esta puerta queda oculta detrás del portón que cierra el arco cuando este está abierto. Tras cuatro escalones y otro en diagonal que suben con la dirección del eje de la puerta, la escalera gira noventa grados y continúa su ascenso por el interior del muro hasta alcanzar la línea exterior de la muralla, volviendo a girar con otro tramo, ya al descubierto, hasta alcanzar el nivel de la terraza. Esta tiene un parapeto de mayor altura que un hombre y que, salvo en la parte frontal, está dotado de aspilleras abocinadas hacia el interior. Como ya se ha indicado, en la parte frontal hay pequeñas aberturas por las que apenas cabe el cañón de un fusil. En el frente de cada torre hay una tronera de cañón.
El arco exterior de la salida hacia la medina es similar al del frente principal, aunque de menor tamaño y con algún elemento decorativo adicional. Su anchura es de 3,35 m y la altura hasta la clave de 4,47 m. Es de herradura apuntada y sus impostas están también formadas por piezas de madera, pero en este caso con la forma de nacela bien marcada. El arco de paso queda enmarcado por una arquivolta que sigue con precisión la línea de su trasdós. Pero en este caso el arco es lobulado, alternando lóbulos semicirculares con otros menores apuntados, pero sin que se haga visible la doble trama desfasada de lóbulos mayores y menores que genera este perfil de arcos y que queda bien de manifiesto en otras puertas como la Bāb Aknāw. Es probable que en origen la decoración incluyera el juego de arcos entrecruzados y que lo que hoy vemos sea fruto de una restauración tardía.
Los dos arcos quedan enmarcados por un alfiz rectangular que define un resalte y que a su vez está bordeado por una banda rehundida de 0,56 m de ancho con un tramo horizontal y dos verticales. Sobre ella hay un pequeño friso de arquillos ciegos de perfil mixtilíneo en sobresalto. Otra banda plana enmarca todo el conjunto sirviendo de base a una cornisa compuesta por un caveto y dos platabandas. Toda la zona descrita está pintada imitando una fábrica de ladrillo muy regular que marca tanto hiladas horizontales como verticales, así como las juntas de las roscas de los arcos. Sin duda, y por lo que se aprecia en algunas zonas deterioradas, esta pintura reproduce una fábrica de ladrillo más irregular con la que están construidas, al menos, las partes más importantes del bastión. El resto de la fachada que mira a la ciudad se organiza en dos planos lisos, más prominente el que contiene la puerta. Los ángulos son achaflanados con remates de pequeños triángulos de mocárabes. No deja de llamar la atención el hecho de que la puerta que da al interior de la medina tenga un tratamiento decorativo más importante que el de la puerta exterior, aunque es muy posible que ambas sufrieran intervenciones tardías que han alterado su fisonomía original.
La Bāb Dukkāla responde a un modelo de puerta que es probablemente el más singular de los que encontramos en el recinto de Marrakech. Es una puerta de acceso frontal flanqueada por dos torres de planta rectangular. El recorrido interno es con doble recodo, primero con un giro a la derecha y luego otro a la izquierda para salir frontalmente hacia el interior de la ciudad. Lo que resulta más anómalo es que el primer giro se haga en un espacio descubierto, algo que no es lo habitual en las puertas que disponen de patio interior. La puerta resulta algo más simple que la Bāb al-Jamīs, sin duda el modelo más elaborado de los que tiene el recinto, por disponer de cuatro giros en su recorrido, pero es sin duda de planta más compleja que el resto. No obstante, por su dimensión y forma, resulta muy semejante a la puerta antes mencionada y podría ser, por tanto, una obra de época almohade que formó parte de un proyecto de refuerzo y enfatización del recinto amurallado de Marrakech precisamente en los lugares por la que llegaban los caminos provenientes de las zonas más importantes por las que se extendía el imperio almohade.
Antonio Almagro