Torre y recinto de Góntar

Torre de las Eras

Población: Segura de la Sierra
Provincia: Jaén
País: España
Coordenadas geográficas: 38.300464 / -2.647634
Tipología: arquitectura militar
Nº inventario: 376B


Esta estructura también es conocida como la Torre de las Eras, debido a las dos antiguas eras de grano que hay junto a ella. Esta torre formaría parte de un pequeño fortín (maʿqil), situado en la parte baja de la falda oriental del monte que alojó la fortaleza más inexpugnable de al-Andalus, tal y como la describió al-Zuhrī. La medina de Segura fue cabeza del ʿamal Šaqūra, antigua amelía o distrito andalusí perteneciente a la cora de Jaén y cuyo ámbito de influencia fueron las cuencas altas de los ríos Segura, Guadalimar y Guadalquivir. Este territorio serrano fue ocupado por los almorávides en el año 483/1091 y, posteriormente, por los almohades en el año 564/1169.   

En esta comarca giennense todavía pervive un articulado sistema de estructuras hispano-musulmanas, construidas todas ellas durante el siglo XII, y de las que aún se conservan más de cuarenta vestigios en el valle de los ríos Trujala, Hornos y Guadalimar. Un conjunto patrimonial que dibuja un excepcional paisaje antropizado en el interior de la Sierra de Segura, al Noreste de la provincia de Jaén.

El recinto de Góntar era una pequeña fortificación que controlaba uno de los accesos a la ciudad de Segura. En concreto, del camino que venía desde Murcia y que, atravesando la sierra, pasaba por la villa de Góntar (Albacete). Su emplazamiento tiene una serie de pautas y características que lo hacen adecuado para albergar una infraestructura de carácter defensivo. En la Sierra de Segura, estos lugares normalmente aparecen en sitios escarpados, con una pendiente que alcanza más de 35º y una altitud relativa por encima del 65%. No tienen nunca a su alrededor terrenos que sean fácilmente cultivables. El abastecimiento de agua potable estaría ligado a la extracción de aguas subterráneas a través de pozos, cisternas o aljibes y no tanto a la red fluvial en superficie. En el territorio serrano giennense, la separación de los diferentes asentamientos a las aguas subterráneas es menor que la distancia que hay respecto a los torrentes o aguas superficiales. La distancia media a los acuíferos está entre 220 y 500 m. Es decir, todos los enclaves están relativamente más cerca de las aguas subterráneas que de los ríos o arroyos.

A esta categoría de asentamientos pertenecerían los siguientes tipos de infraestructuras defensivas: castillos rurales (ḥuṣūn), peñas fortificadas (ṣaḫrāt), fortines (maʿāqil), fortalezas (qilā‛). En este valle de la Sierra de Segura, este patrón de asentamiento es común a la fortaleza de Segura, Góntar y al Castillo de la Espinareda (Segura de la Sierra), al Cerro de la Atalaya y Peñón de Utrero (Orcera), a la Torrecilla y La Yedra (Torres de Albanchez), a Morles, Puente Honda, Tasca y Peñafleita (Siles).

Los vestigios más visibles del recinto asociado a la torre de Góntar aparecen en el lateral Este, donde aún se conservan en pie algunos lienzos de muralla. También se conservan restos de un muro de mampostería que debió ser parte de la muralla hacia el frente Norte. El recinto amurallado de este fortín tendría una superficie estimada de 2200 m2. Como curiosidad a destacar, mencionar que tras el muro Este del recinto, existen varios nichos tallados en la roca, con forma de asientos, desde los mismos se controla el territorio y el antiguo camino de Góntar que pasa justo por debajo.

La Torre de Góntar, de la que solo quedan las caras Este y Norte, se ubica en la esquina Noreste del antiguo perímetro fortificado, enfrentándose al cerro de Góntar y acompañando el trazado de la antigua vía medieval mencionada más arriba. En esta estructura militar destaca la numerosa presencia de saeteras en las dos caras de la torre que aún se conservan; esto la diferencia del resto de torres de la comarca que solo tienen una o dos aspilleras por cara. Además, ninguna de las saeteras de Góntar tiene una directriz perpendicular al muro, sino que todas son aspilleras oblicuas, orientadas hacia la elevación del cerro de Góntar. La torre tenía unas dimensiones exteriores de 7,70 x 4,80 m, siendo la dimensión del cajón de tapial equivalente a unos 79 cm, su altura total debió estar en torno a 15 cajones (11,97 m). No hay restos de merlones o almenas apreciables. Embutidos en la tapia, en los cambios de sección de los muros, aparecen una serie de zunchos interiores compuestos por rollizos de madera unidos entre sí.

La torre tuvo cuatro niveles superpuestos. Las tres primeras plantas estuvieron conformadas por forjados de vigas de madera cuyos apoyos e improntas aún se conservan. En la planta tercera en la cara Este hay un amplio hueco vertical terminado en un pequeño arco. Un vano que, tanto por su disposición y forma como por su ejecución y las improntas existentes alrededor, no debió ser una abertura originaria de su construcción. Se trata de un hueco realizado a posteriori con el objetivo de colocar y acceder a una garita de madera que se asomaría sobre el exterior; una especie de cabina que estaría soportada por una estructura insertada en los mechinales que aún se observan en el paramento y que serviría para controlar de forma más efectiva al antiguo camino de Góntar que pasa justo debajo de la torre.

En el último nivel de la torre se observan los arranques de tres gruesos muros transversales, construidos en hormigón de cal, cuya función y sentido se desconoce, ya que solo aparecen en el último nivel (no hay cimentación correspondiente). Tampoco parecen haber sido arcos, ya que el perfil inferior de estos muros tiene un ángulo de 45º, que coincide con la línea de rotura que se produce debido a solicitaciones sometidas a esfuerzo cortante. Dada la anchura y dimensiones de estos muros, es posible que fueran tres muros de sección rectangular con una función de arriostramiento o de refuerzo superior de la propia torre.

Una de las características más peculiares de esta torre es que presenta, de forma muy visible en su cara Este, una serie de marcas de falsas juntas simulando sillares y que coinciden con la misma altura que la de los cajones de la fábrica de tapia. En algunas de estas bandas de revestimiento se observan líneas y golpes de paleta en espiga, que facilitarían la adherencia del mortero con el que se hacían las falsas juntas. Son elementos muy similares a los que existen en el castillo de Burgalimar (Baños de la Encina, Jaén). Estos falsos sillares son comunes en la arquitectura defensiva almohade y también posteriormente en algunas arquitecturas nazaríes. Estos vestigios tan delicados del revestimiento de la fábrica fueron limpiados, estabilizados y consolidados durante el proceso de restauración llevado a cabo en 2009 por el equipo liderado por el arquitecto Santiago Quesada, con un proyecto promovido por la Delegación Provincial de la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía.

El trabajo realizado en aquel momento sobre esta torre sirvió de punto de partida para ampliar el conocimiento que se tenía sobre la misma, completando el estudio hasta llegar a analizar en profundidad quince asentamientos más, todos ellos con presencia de restos medievales. Una investigación que se acabó materializando en el #ProyectoSegura (HAR2014-53866-R), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, que ha permitido extraer abundante información y datos imprescindibles para conocer mejor el conjunto de inmuebles hispano-musulmanes del valle de Segura, además de obtener resultados inéditos relativos a su cronología, tipología, morfología, sistemas constructivos e implantación en el territorio.

Santiago Quesada-García (Universidad de Sevilla)


Bibliografía:
  • Cerezo Moreno, F., Eslava Galán, J., Castillos y atalayas del Reino de Jaén, Jaén 1989.
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  • Quesada-García, S., “Poblamiento y asentamientos rurales andalusíes: análisis del paisaje y caracterización territorial de un valle del ʿamal Šaqūra (siglos VIII-XII)”, Al-Qanṭara, 42 (2) (2021), 1-30.
  • Quesada-García, S., El sistema de torres musulmanas de la Sierra de Segura. Una contribución al paisaje y el patrimonio rural de al-Andalus. #ProyectoSegura, Sevilla 2019.
  • Quesada-García, S., Romero-Vergara, G., “El sistema de torres musulmanas en tapial de la Sierra de Segura (Jaén). Una contribución al estudio del mundo rural y el paisaje de al-Andalus”, Arqueología de la Arquitectura, 16 (2019), 1-32.
  • Quesada-García, S., García-Pulido, L. J., “El sistema de torres de origen medieval en el valle de Segura de la Sierra. La construcción de un paisaje”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses 212, (2015), 99-165.
  • Vidal-Castro, Francisco, “Šaqūra (Segura de la Sierra) en la historia y cultura de al-Andalus”, en Guillermo Fernández Rojano (coord.), Segura de la Sierra, territorio de frontera, Segura de la Sierra, (2009), 8-25.
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