Castillo del Cardete

Torre y albacar

Población: Benatae
Provincia: Jaén
País: España
Coordenadas geográficas: 38.346250 / -2.705724
Tipología: arquitectura militar
Nº inventario: 377L


El denominado popularmente como ‘Castillo del Cardete’ es, en realidad, una torre rodeada por un perímetro amurallado o albacar que protegería el recinto anejo a la misma. Sería un pequeño fortín o maʿqil, ya que no posee la superficie, ni configuración para ser un ḥiṣn o castillo rural y mucho menos una fortaleza o qal‛a. La conservación del albacar es excepcional, ya que todavía mantiene visibles, relativamente conservados, sus cuatro lienzos. Esta circunstancia permite reconocer con claridad su morfología y extraer valiosos datos que dan a conocer cómo era la configuración, tamaño y disposición de este tipo de cercados fortificados rurales. Otro ejemplo cercano de torre con albacar, todavía conservado, sería el asentamiento de Bujaraiza (Hornos), actualmente en mitad del embalse del Tranco o Tranco de Monzoque, como era conocido antiguamente.

Este asentamiento forma parte de un articulado sistema de estructuras hispano-musulmanas, construidas durante el siglo XII, de las que aún se conservan más de cuarenta vestigios en el valle de los ríos Trujala, Hornos y Guadalimar. Un conjunto patrimonial que dibuja un excepcional paisaje antropizado en el interior de la Sierra de Segura, al Noreste de la provincia de Jaén. Se trata de un territorio que perteneció al ʿamal Šaqūra, antigua amelía o distrito andalusí perteneciente a la cora de Jaén y cuyo ámbito de influencia fueron las cuencas altas de los ríos Segura, Guadalimar y Guadalquivir. Este territorio serrano fue ocupado por los almorávides en el año 483/1091 y, posteriormente, por los almohades en el año 564/1169.

La ubicación estratégica de El Cardete, en una zona con gran visibilidad, le permitiría actuar como articulación visual entre los asentamientos y poblaciones correspondientes tanto a la cuenca del río Trujala como a la cuenca del río Guadalimar, controlando el acceso al valle segureño desde Siles, es decir desde el Levante peninsular. El Cardete se comunica visualmente con la fortaleza de Segura de la Sierra y con la torre de Góntar, también en Segura, Fuente de la Torre en Benatae, la Torre Sur de Santa Catalina y La Torre ambas en Orcera. El emplazamiento de este asentamiento, ubicado en la ladera Este del cerro Cardete, controla además un entorno cercano de terreno cultivable, vinculado al río Guadalimar, con una topografía muy llana y una superficie aproximada de 355 hectáreas.

La pauta común en este tipo de asentamientos medievales, ubicados en la parte baja del valle y con una altitud media de 700 m.s.n.m., es que se sitúan siempre en ladera o en pequeñas mesetas, nunca en lo alto de un cerro. Su altitud relativa es baja pero suficiente como para estar libres de inundaciones, protegidos de vientos y con capacidad para controlar desde su posición un área cercana de influencia, con una topografía relativamente suave y cuya superficie varía entre las 190 y 415 hectáreas. La tierra disponible para cultivar y la capacidad de irrigación son las principales variables que determinan la instalación de estos asentamientos, también estrechamente relacionados con la red fluvial, los acuíferos y los caminos.

Este patrón aparece además en los asentamientos de La Torre (Orcera), Altamira y Gutamarta (Segura de la Sierra), Bujaraiza (Hornos) y Fuente de la Torre (Benatae). Se ha podido comprobar que la pauta se repite también en sitios donde hay documentadas torres desaparecidas, como en el caso de Catena y en lugares que se han transformado en núcleos urbanos, como sucede con las villas de Torres de Albánchez, Orcera o Benatae. Es posible que este tipo de asentamientos fueran poblamientos rurales habitacionales (alquerías o aldeas). Las torres que en ellos se conservan cumplirían múltiples funciones, no solo militares o defensivas, sino también agropecuarias, productivas o de almacenaje, además de ser un eficaz sistema de comunicación que triangula el territorio, ya que la altura de las torres evita ángulos ciegos o puntos muertos ocasionados por la topografía, los árboles o por las propias casas del poblamiento.

El recinto de El Cardete tiene una superficie de 420 m2 de los que la torre ocupa 32 m2. Los lienzos perimetrales están construidos en fábrica de tapia en hormigón de cal y mantienen la misma métrica y modulación que la torre. Los cajones de la tapia tienen una altura entre 80 y 84 cm y estaban recubiertos con un fino revestimiento de cal de unos 4 mm de espesor, sobre el que se marcan unas falsas juntas que dibujan sillares con la misma altura que la de los cajones de tapial. Estas juntas son especialmente visibles en la cara Noroeste del recinto, donde se observan algunas líneas y golpes de paleta en espiga que facilitaban la adherencia del mortero con el que se hacían las falsas juntas. El revestimiento de calicostrado se conserva prácticamente en su totalidad en la cara Sur de la torre, por lo que es posible que cuando se proceda a su limpieza y consolidación –en caso que no se elimine o sustituya– aparezca también el trazado de los falsos sillares en esta cara.

La altura actual de la torre es de unos 16 cajones de tapial (12,99 m) y, aunque no se conservan merlones o almenas, debió alcanzar la altura total de unos 19 cajones (15,45 m). El acceso a la torre se hace desde el interior del recinto y está a unos 2,5 metros de altura respecto al nivel actual del terreno. A diferencia de las Torres Norte y Sur de Sta. Catalina, la torre del Cardete es maciza hasta el nivel de ingreso. A partir de la altura de acceso la torre está hueca con cuatro niveles o habitaciones superpuestas, separadas entre sí por forjados de madera, hoy desaparecidos. Dispone de una saetera por cara situada en el segundo nivel. Las dimensiones exteriores de la torre son de 6,70 x 4,20 m. Tiene una forma tronco-piramidal, con la cara Sur aplomada y las otras tres inclinadas, lo que indica un replanteo previo y una intencionada colocación volcada de los tapiales exteriores conforme se van poniendo en altura para conseguir la inclinación deseada.

En relación a su cronología, los análisis de C-14 realizados sobre testigos de material orgánico procedentes de El Cardete indican una horquilla de tiempo comprendida entre los años 417/1026 y 550/1155. A estas dataciones absolutas habría que sumar otros factores basados en dataciones relativas como la caracterización de la técnica constructiva empleada en las fábricas de tapial de hormigón de cal que, en este caso, es similar a la empleada por la arquitectura almohade en otros lugares de al-Andalus, tanto urbanos como rurales. En su conjunto, los resultados obtenidos hasta el momento permiten considerar estas construcciones como almohades, siempre manteniendo la correspondiente reserva hasta tanto no se realicen los imprescindibles estudios arqueológicos intensivos en este lugar. Estas construcciones serranas giennenses podrían haber sido las precedentes de las arquitecturas militares que los almohades construyeron durante su avance peninsular hasta conquistar Valencia en el año 567/1172.

El conocimiento adquirido sobre esta torre y su recinto ha sido posible gracias a los trabajos llevados a cabo en el #ProyectoSegura (HAR2014-53866-R), financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. Una investigación que ha permitido extraer datos inéditos de quince asentamientos rurales hispano-musulmanes con restos de torres, castillos o infraestructuras hidráulicas y obtener resultados relativos a su cronología, tipología, morfología, sistemas constructivos o implantación en el territorio.

Santiago Quesada-García (Universidad de Sevilla)


Bibliografía:
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